La casa de Dios
El ungüento que creó Samuel Shem se llama La casa de Dios (Anagrama) y sirve todavía para calmar el mal sabor de boca a internos, residentes y médicos de los hospitales de todo el mundo. Aunque a veces provoca efectos secundarios. El libro que este psiquiatra escribió hace 20 años y que prologó el escritor John Updike, provoca desde convulsiones a carcajadas, pasando por el escepticismo y en algunas ocasiones el rechazo. En Estados Unidos ya lo llaman La biblia, y no hay futuro médico que se precie que no haya leído u oído hablar de esta obra.Cuando Samuel Shem publicó La casa de Dios, más de un doctor soñó en clavarle un bisturí, luego las aguas se calmaron y actualmente el libro «empieza a verse como un documento histórico», asegura el autor.Shem, gestó su novela cuando aún era estudiante de medicina y estaba a punto de hacer prácticas de psiquiatría. La casa de Dios enseña lo que él descubrió en sus años de interno y residente, a modo de autobiografía enmascarada, y recrea de una forma descarnada, cruel y cínica el funcionamiento de uno de los mejores hospitales norteamericanos. Una historia que ahora «no podría publicar» en un país como «Estados Unidos, que se ha vuelto terriblemente conservador».