Una mujer a bordo de un transbordador desaparece en extrañas circunstancias y la detective Eve Dallas se pregunta: si la mujer no saltó y no está a bordo, ¿dónde demonios puede estar?

J. D. Robb

Desaparecida En La Muerte

Eve Dallas 36

Missing in Death

CAPITULO UNO

EL VERANO BESABA suavemente el día, tres mil setecientos sesenta y un pasajeros cruzaron el puerto de New York en el ferry de Staten Island. Dos de ellos tenían el asesinato en sus mentes.

Los otros tres mil setecientos cincuenta y nueve a bordo del ferry de color naranja brillante bautizado como el de Hillary Rodham Clinton estaban simplemente de paseo. La mayoría eran turistas que tomaban alegremente videos y fotos de la figura de Manhattan en el horizonte o del símbolo icónico de la libertad, La Estatua de la Libertad.

Incluso en 2060, casi dos siglos después de que ella hubiera recibido a los primeros inmigrantes esperanzados a un nuevo mundo, nada superaba a La señora.

Los que competían por las mejores vistas comían patatas de soja, bebiendo tubos de refrescos de dieta del puesto de bebidas, mientras que el ferry bajo el cielo azul remontaba plácidamente a lo largo de las aguas tranquilas.

Con el sol ardiente flameando, el olor de protector solar se mezclaba con el olor del agua, muchos se agolpaban en la cubierta durante el viaje de veinticinco minutos desde Manhattan a Staten Island. Un turbo habría tomado la mitad del tiempo, pero en el ferry no se trataba de la conveniencia. Se trataba de la tradición.

La mayoría pensaba bajar en St. George, en la atestada terminal, y luego simplemente subir de nuevo para completar el viaje de vuelta. Era gratis, era verano, y era una manera bonita para pasar una hora.

Algunos pasajeros iban a sus trabajos, evitando los puentes, turbos, o los tranvías de aire, se sentaban en el interior, lejos de las muchedumbres más grandes, y pasaban el tiempo con sus PPC o enlaces.

El verano significaba más niños. Los bebés lloraban o dormían, los niños se quejaban o se reían, y sus padres trataban de distraer a los aburridos o rebeldes, señalando la gran dama o un barco que pasaba.

Para Carolee Grogan de Springfield, Missouri, el paseo en ferry era un punto más en su lista de lo que debían hacer durante las vacaciones familiares, y que ella había presionado por hacer. Otros puntos que estaban incluidos eran subir a la cima del Edificio Empire State, el zoológico de Central Park, el Museo de Historia Natural, ir a San Patricio, el Museo Metropolitano de Arte (aunque ella no estaba segura de que pudiera arrastrar con éxito a su marido y sus hijos de diez y siete años de edad a este), Ellis Island, Memorial Park, un espectáculo de Broadway – a ella no le importaba cual – e ir de tiendas a la Quinta Avenida.

En espíritu de equidad, había añadido un partido de béisbol en el Estadio de los Yankee, y había plenamente aceptado que tendría que recorrer la catedral de Tiffany sola mientras su pandilla golpeaba el cielo de los vídeos de Times Square.

A los cuarenta y tres, Carolee estaba viviendo un sueño largamente acariciado. Finalmente había fastidiado y empujado a su marido al este del Mississippi.

¿Podría Europa ser lo siguiente? Cuando ella empezó a tomar una instantánea de sus “muchachos”, como llamaba a Steve y sus hijos, un hombre que estaba cerca se ofreció a sacar una de toda la familia. Carolee feliz le entregó su cámara, posó con sus hijos con la Dama de la Libertad detrás de ellos.

– Ves-. Ella codeo a su marido, que ya se volvía a mirar hacia el agua.

– Él era agradable. No todos los neoyorquinos son groseros y desagradables-.

– Carolee, era un turista, al igual que nosotros. Es probable que sea de Toledo o de alguna otra parte. -

Pero el sonreía cuando lo dijo. Era más divertido forcejear un poco que admitir que estaba pasando un buen momento.

– Yo le voy a preguntar.-

Steve se limitó a menear la cabeza mientras su esposa se acercó a charlar con quien les saco la foto. Carolee era así.

Ella podía -y lo hacía- hablar con cualquiera, en cualquier lugar y de cualquier cosa.

Cuando volvió, le ofreció una sonrisa de suficiencia a Steve. -Él es de Maryland, pero…, -añadió con un movimiento rápido de sus dedos, -ha vivido en Nueva York durante casi diez años. Va a Staten Island para visitar a su hija. Ella acaba de tener un bebé. Una niña. Su esposa ha estado viviendo con ellos en los últimos días para ayudar, y ella le encontrara en la Terminal. Es su primer nieto.-

– ¿Pudiste averiguar cuánto tiempo ha estado casado, dónde y cómo conoció a su esposa?, ¿que votó en las últimas elecciones?-, Ella rió y le dio otro pequeño empuje a Steve.

– Tengo sed-.

Ella miró a su hijo menor. -Sabes, yo también. ¿Por qué no voy a buscar algunas bebidas para todo el mundo?-. Ella agarró su mano y se deslizo a través de la gente que se apiñaba en la cubierta.

– ¿Estas pasando un buen momento, Pete?-

– Es estupendo, pero realmente quiero ir a ver a los pingüinos-.

– Mañana, a primera hora-.

– ¿Podemos tomar un perro de soja?-

– ¿Dónde los metes? Comiste uno hace una hora. -

– Huelen bien.-

Las vacaciones significaban indulgencia, decidió. -Perros de soja serán entonces-.

– Pero tengo que hacer pis.-

– Está bien.- Como madre veterana, ella había averiguado la ubicación de los baños cuando subieron al ferry. Ahora se desvió para orientarlos hacia las instalaciones más cercanas. Y, por supuesto, ya que Pete lo había mencionado, ahora ella tenía que hacer pis. Señaló hacia el baño de hombres.

– Si sales primero, te quedas parado aquí. ¿Te acuerdas lo que lleva puesto el personal del ferry, los uniformes? Si necesitas ayuda, ve derecho a uno de ellos. -

– Mamá, yo solo voy a hacer pis-.

– Bueno, yo también voy. Me esperas aquí si sales primero-.

Ella lo vio entrar, sabiendo muy bien que él puso los ojos en blanco al momento de estar de espaldas a ella. Esto la divertía y se volvió hacia el baño de mujeres. Y vio la señal de Fuera de Servicio.

– Diablos-.

Ella considero sus opciones. Aguantarse hasta que Pete saliera, entonces aguantar un poco más mientras conseguían los perros y las bebidas, – porque de lo contrario el gemiría y se pondría de mal humor – y luego, recorrer el camino al otro baño.

O… Tal vez podría simplemente echar una mirada. Seguramente no todos los puestos estaban fuera de servicio. Sólo necesitaba uno.

Abrió la puerta apresuradamente. No quería dejar solo a Pete durante mucho tiempo.

Dio la vuelta a la línea de los lavamanos, en su mente pensaba en conseguir la comida y regresar rápido para ver cuando entraban en Staten Island.

Se detuvo en seco, sus extremidades congeladas en estado de shock. Sangre, pensó ella, sólo podía pensar en que había mucha sangre. La mujer en el suelo parecía bañada en ella.

El hombre de pie sobre el cuerpo tenía un cuchillo todavía goteando en una mano y un aturdidor en la otra.

– Lo siento-, dijo él, y en su sorprendida mente, parecía sincero.

Mientras Carolee aspiraba el aire para gritar, dio un paso para girarse, y él disparo el aturdidor.

– Realmente lo siento mucho-, dijo cuando Carolee cayó al suelo.

Corriendo a través del puerto de Nueva York en un turbo no era cómo la Teniente Eve Dallas esperaba pasar su tarde. Había actuado como ayudante esa mañana, con su compañera como primaria, en el desafortunado fallecimiento de Vickie Trendor, la tercera esposa del impenitente Alan Trendor, quien le había destrozado el cráneo con una botella barata de chardonnay de California.

Según el nuevo viudo, no era exacto decir que él la había golpeado hasta sacar su cerebro, cuando simplemente no había tenido algo de cerebro para empezar.

Mientras que el fiscal y el abogado de la defensa elaboraban un acuerdo de culpabilidad, Eve había hecho un hueco en trabajo administrativo, discutió la estrategia con dos de sus detectives en un caso en curso y felicitó a otro por cerrar uno. Un muy buen día, según su valoración.

Ahora, ella y Peabody, su pareja, corrían sobre el agua en un barco – que consideraba como del tamaño de una tabla de surf – hacia el casco de color naranja de un ferry detenido a mitad de camino entre Manhattan y Staten Island.

– ¡Esto es absolutamente magnifico!- Peabody estaba cerca de la proa, su rostro de mandíbula cuadrada levantado al viento, su corto cabello, agitándose al vuelo.

– ¡Jesús, Dallas!- Peabody bajo sus gafas de sol hasta su nariz, dejando al descubierto sus encantadores ojos marrones.

– Conseguimos un paseo en barco. Estamos en el agua. La mitad del tiempo uno se puede olvidar que Manhattan es una isla. -

– Eso es lo que me gusta de ella. Hace que te preguntes, ¿por qué no se hunde? Con todo ese peso… los edificios, las calles, la gente. Debería hundirse como una piedra.-

– Vamos.- Con una sonrisa, Peabody empujó las gafas en su lugar. -La Estatua de la Libertad-, señaló. -Ella es lo mejor-.

Eve no se lo discutiría. Ella estuvo a punto de morir en el interior del monumento, combatiendo a terroristas radicales empeñados en volarla. Incluso aun, mientras miraba sus líneas, su esplendor, veía a su marido, sangrando, y aferrándose a un saliente de su cara orgullosa.

Habían sobrevivido a eso, se dijo, y Roarke había desarmado la bomba, salvando el día. Los símbolos importaban, y debido a que habían luchado y sangrado, la gente podría traquetear en el ferry todos los días y tomar sus fotos de la libertad.

Eso estaba bien, eso era el trabajo. Lo que ella no entendía era porque Homicidios tenía que salir de la isla debido a que los policías del Departamento de Transporte no podían encontrar a un pasajero.

Sangre por todas partes en un cuarto de baño y una mujer desaparecida. Interesante, seguro, decidió ella, pero realmente no era su terreno. De hecho, no era su terreno en absoluto. Era agua. Era un gran bote naranja en el agua.

¿Por qué no se hundían los barcos? Un pensamiento errante le recordó que a veces lo hacían, y decidió no pensar en eso.

Cuando el turbo se acercó al gran bote naranja, noto a la gente ubicada a lo largo de las hileras de las barandillas de la cubierta. Algunos de ellos saludaban con la mano.

A su lado, Peabody les devolvió el saludo.

– Ya basta-, ordenó Eve.

– Lo siento. Es instintivo. Parece que el DOT [1] envió refuerzos-, comentó, señalando a los turbos en la base de un ferry con el logotipo del Departamento de Transporte estampado en el casco.

– Espero que ella no se cayera. O saltara. Pero alguien hubiera notado eso, ¿verdad? -

– Lo más probable es que ella se alejara de las zonas de pasajeros, se perdiera y esté tratando de caminar de regreso.-

– La sangre-, le recordó Peabody, y Eve encogió de hombros.

– Vamos a esperar y ver-

Esto, también era parte del trabajo… el esperar y ver. Había sido policía durante doce años y conocía el riesgo de sacar conclusiones precipitadas.

Ella cambió su peso cuando el turbo desaceleró, equilibrando las largas piernas mientras revisaba las barandillas, los rostros, las áreas abiertas. Su pelo corto revoloteaba alrededor de su cara, mientras que sus ojos dorados – total y completamente de policía – estudiaban lo que podría o no podría ser una escena del crimen.

Cuando el turbo se detuvo, ella bajó.

Valoro al hombre que dio un paso adelante para ofrecerle su mano, como a final de los veinte años. Llevaba pantalones caqui informales de verano y camisa celeste también con el emblema del DOT. Cabello desteñido por el sol enmarcaba un rostro bronceado por el sol o el diseño. Pálidos ojos verdes contrastaban con el tono bronceado, y le añadían intensidad.

– Teniente, Detective, soy el Inspector Warren. Me alegro de que estén aquí.-

– ¿No ha localizado a su pasajero, Inspector?-

– No. La búsqueda está todavía en curso-. Hizo un gesto para que caminaran con él. -Hemos sumado una docena de oficiales del DOT a la tripulación de a bordo para completar la búsqueda, y para asegurar el área donde se vio por última vez a la mujer desaparecida.-

Ellos subieron por unas escaleras.

– ¿Cuántos pasajeros a bordo?-

– La máquina expendedora de ticket contabilizo que tres mil setecientos sesenta y uno abordaron en Whitehall-.

– Inspector, no es el procedimiento regular llamar a Homicidios por un pasajero desaparecido.-

– No me importa admitir que esta situación está por encima de mi alcance. Hasta ahora, la mayoría de los pasajeros están siendo pacientes. Son, en su mayoría, turistas, y esto es una especie de aventura. Pero si mantenemos el ferry aquí por mucho tiempo, esto no va a ser bonito.-

Eve subió a la cubierta siguiente donde los oficiales del DOT habían acordonado el paso. -¿Por qué no me da un resumen, Inspector?-

– La mujer desaparecida es Carolee Grogan, turista de Missouri, abordo con su esposo y dos hijos. Cuarenta y tres años. Tengo su descripción y una foto tomada a bordo de esta tarde. Ella y su hijo menor fueron a buscar bebidas, pasando por el baño primero. Él entró en el de los hombres, y ella iba a entrar en el de las mujeres. Le dijo que esperara a un costado si salía primero. Él esperó, y ella no salió.-

Warren se detuvo fuera de la zona de los baños, cabeceo hacia otro funcionario del DOT en la puerta del baño de mujeres. -Nadie entro ni salió tampoco. Después de unos minutos, él la llamo a su enlace. Ella no respondió. Llamó a su padre, y el padre y el otro hijo vinieron. El padre, Steven Grogan, le preguntó a una mujer… ¡ah!, Sara Hunning… si podía entrar y chequear a su esposa.-

Warren abrió la puerta. -Y esto es lo que ella encontró dentro.-

Eve camino detrás de Warren. Ella olió inmediatamente la sangre. Un policía de homicidios tenía nariz para esto. Agriaba el olor cítrico-estéril del aire en la sala blanca y negra con fregaderos de acero, y alrededor de la pared que dividía los sanitarios de blancas puertas. Inundaba el piso, un charco oscuro que serpenteaba a través del piso blanco, cuchilladas sobre las puertas, y en la pared opuesta, como un graffiti abstracto.

– Si eso es de Grogan-, dijo Eve, -No está buscando a un pasajero desaparecido. Está buscando un muerto-.

CAPITULO DOS

– EN REGISTRO, PEABODY.- EVE encendió el suyo. -Dallas, Teniente Eve, Peabody, Detective Delia; Warren, DOT Inspector… -

– Jake-, Añadió él.

– En la escena abordo del Ferry Staten Island -.

– Es la Hillary Rodham Clinton-, agregó él. -Segunda cubierta, a babor, baño de mujeres.-

Ella arqueó una ceja, asintió con la cabeza. -Respondiendo al reporte de un pasajero desaparecido, Grogan, Carolee, vista por última vez entrando en esta área. Peabody, obtén una muestra de la sangre. Tenemos que asegurarnos de que es humano, luego el tipo.-

Abrió el equipo para sellar que no había creído, totalmente, que necesitaría. -¿Cuántas personas han entrado y salido de aquí desde que Grogan se perdió?-

– Desde que he estado a bordo, sólo yo. Antes, según mi conocimiento, Sara Hunning, Steven Grogan y dos oficiales de a bordo.-

– Hay una señal de Fuera de Servicio en la puerta.-

– Sí-.

– Pero ella entro de todos modos.-

– Nadie con los que hemos hablado pueden confirmarlo. Ella le dijo al chico que iba a entrar-

Sellada, Eve entró en el primero de los cuatro puestos, agitó una mano sobre el sensor. La cadena funcionaba eficientemente. Ella repitió el gesto en los otros tres puestos, con los mismos resultados.

– Parecen estar funcionando.-

– Es humana-, dijo Peabody, levantando su indicador. -Tipo A negativo-.

– Algunas manchas, pero sin marcas de arrastre-, murmuró Eve. Hizo un gesto hacia un armario estrecho.

– ¿Quién abrió esto?-

– Yo lo hice-, le dijo Jake. -Por las dudas de que ella… o su cuerpo estuviera allí. Estaba cerrado.-

– Sólo hay una manera de entrar y salir.- Peabody camino alrededor de la zona del lavabo. -No hay ventanas. Si esta es sangre de Carolee Grogan, ella no pudo levantarse y salir de aquí.-

Eve estaba en al borde del charco de sangre. -¿Cómo se saca un cuerpo de un baño público, en un ferry en medio del puerto, bajo las narices de más de tres mil personas? ¿Y por qué diablos no lo dejas donde se cayó en el primer lugar?-

– No tengo una respuesta para eso-, comenzó Jake, -Pero este es un barco de turistas. Que no lleva a ningún vehículo, cuenta con áreas extras de cantinas. La gente tiende a abrazar las barandillas y mirar hacia fuera, o sentarse en un puesto y tomar un aperitivo mientras miran por las ventanas. De todos modos, tomaría un montón de suerte y tener unas pelotas enormes transportar un cuerpo sangrante a lo largo de la cubierta.-

– Las pelotas tal vez, pero nadie tiene ese tipo de suerte. Necesitare esta habitación sellada, Inspector. Y quiero hablar con la familia de la mujer desaparecida, y con el testigo. Peabody, vamos a traer a los barrenderos aquí. Quiero cada centímetro de este espacio cubierto-.

Eve considero la previsión de Jake de mantener a la familia de Grogan separada en uno de los puestos de la cantina. Manteniéndolos lejos de los demás pasajeros, les dio asientos y acceso a alimentos y bebidas. Esto, asumió ella, había mantenido calmados a los niños. Suficientemente calmados, noto ella, viendo al menor de los dos niños enroscarse en el estrecho asiento de la cabina con la cabeza en el regazo de su padre.

El hombre continuaba acariciando el cabello del niño, y su rostro estaba pálido y un tanto asustado cuando Eve se acercó a él.

– Sr. Grogan, Soy la Teniente Dallas, del Departamento de Policía de Nueva York. Este es el Detective Peabody-.

– La encontraron. Han encontrado a Carolee. Ella esta…-

– Todavía no hemos localizado su esposa.-

– Ella me dijo que esperara.- El niño con la cabeza en el regazo de Steve abrió los ojos. -Yo lo hice. Pero ella no regresó-.

– ¿La viste entrar en el otro cuarto de baño?-

– Nuh-uh, pero ella dijo que iba, y luego iríamos por los perritos calientes y las bebidas. Y ella me dio la rutina. -

– ¿La rutina?-

Él se sentó, pero se apoyó en el costado de su padre. -Cómo tenía que esperar allí, y cómo si necesitaba algo tenía que buscar a uno de los chicos que trabajan en el barco. Los chicos de uniforme-.

– OK. Entonces, tu entraste en el cuarto de baño de los hombres.-

– Sólo por un minuto. Yo sólo tenía que hacer… usted sabe. Entonces salí y esperé como ella dijo. Siempre les toma más a las chicas. Pero fue un rato muy largo, y tenía sed. Utilice mi enlace-. Deslizó su mirada hacia su padre. -Sólo estamos autorizados a hacerlo si es que es muy importante, pero yo tenía sed.-

– Está bien, Pete. Ella no respondió, entonces Pete me llamo, y Will y yo fuimos a donde él estaba esperando. Ellos habían estado ausentes por lo menos diez minutos. Había una señal de Fuera de Servicio en la puerta, así que pensé que podría haber usado otro baño. Sólo que ella no lo haría. No habría dejado a Pete. Así que le pregunté a esta mujer si podía echar un vistazo dentro. Y entonces… -

Él sacudió la cabeza.

– Ella dijo que había sangre.- El niño mayor tragó saliva. -La Señora salió corriendo, gritando que había sangre.-

– Yo entré- Steve frotó sus ojos. -Pensé que tal vez ella se había caído, golpeando su cabeza, o… Pero ella no estaba allí.-

– Había sangre-, dijo Will otra vez.

– Tu mamá no estaba ahí-, dijo Steve con firmeza. -Ella está en otra parte.-

– ¿Dónde?- Pregunto Pete con una voz peligrosamente cerca a llorar. -¿Adónde se fue ella?-

– Esto es lo que vamos a averiguar.- Peabody habló con simple confianza. -Pete, Will, ¿por qué no me ayudan a conseguir bebidas para todo el mundo? Inspector Warren, ¿Está bien si las buscamos aquí? -

– Ya lo creo. Le voy a echar una mano.- Añadiendo con una cálida sonrisa. -Y llámeme Jake-.

Eve se deslizó en la cabina. -Tengo que hacerle algunas preguntas.-

– Era demasiada sangre-, dijo con una voz suave, una voz que no llegaría a sus hijos. -Una pérdida fatal de sangre. Soy médico. Soy un médico de urgencias, y tanta pérdida de sangre sin atención médica inmediata… Por el amor de Dios, ¿qué pasó con Carolee? -

– ¿Conoce usted su tipo de sangre, Dr. Grogan?-

– Sí, por supuesto. Ella es 0 positivo.-

– ¿Está seguro?-

– Sí, estoy seguro. Ella y Pete son 0 positivos. Yo soy A positivo, al igual que Will.-

– No era su sangre. La sangre en el baño no era la suya.-

– No es la suya.- Temblaba, y lo veía luchar por mantener la compostura, pero los ojos se llenaron de lágrimas. -No es su sangre. No es la sangre de Carolee. -

– ¿Por qué iban ustedes a Staten Island?-

– ¿Qué…? Nosotros no íbamos allí. Me refiero…- Presiono sus manos en su cara otra vez, respiró, y luego las bajó. Nervios de acero, pensó Eve. Se imaginó que un doctor de ER los necesitaba. -Tomamos el paseo de ida, y más tarde tomaríamos el de regreso. Sólo por la experiencia. Estamos de vacaciones. Es nuestro segundo día de vacaciones.-

– ¿Conoce a alguien en Nueva York?-

– No.- Él sacudió su cabeza lentamente. -Ella nunca estuvo allí. Pero ella no hubiera dejado a Pete. No tiene sentido. No responde a su enlace. Yo lo he probado una y otra vez.- El se apoyo sobre la mesa. -Ella no responde.-

El miró hacia la cantina, en donde Peabody y Jake mantenían ocupados a los niños, luego se inclinó más cerca de Eve.

– Ella nunca habría dejado a nuestro hijo, no de buen grado. Algo pasó en ese lugar. Alguien murió en ese cuarto. Si ella vio lo que pasó…-

– No vamos a adelantarnos. Todavía estamos buscando. Voy a comprobar el estado de la búsqueda-.

Levantándose, ella llamo con señas a Peabody. -No es su sangre. Es el tipo distinto-.

– Eso es algo. Son realmente buenos chicos. Ellos están asustados. -

– Ellos están de vacaciones. Según el marido no conoce a nadie en Nueva York, y él me suena franco. Lo que no me suena es como un cuerpo puede desaparecer, una mujer que vamos a suponer, por el momento, que está viva podría desaparecer y, un potencial asesino / secuestrador podría desaparecer. Ellos están aquí en alguna parte. Tomaremos declaración, aunque no creo que vayan a añadir nada.

Llamare a más policías, nuestros y del DOT. Los vamos a necesitar para conseguir datos, las declaraciones y hacer una búsqueda sobre cada persona en este maldito barco antes de que dejemos salir a alguien.-

– Yo me encargaré de eso antes de hablar con la mujer. Ah… él esta coqueteando conmigo.-

– ¿Qué? ¿Quién? -

– El inspector adorable.-

– Por favor-.

– No, estoy hablando seriamente-, añadió Peabody con un aleteo de pestañas, -pero aún así es halagador tener a chicos lindos que te coqueteen. -

– Ve a trabajar, Peabody-.

Sacudiendo la cabeza cuando su pareja salió a hacer precisamente eso, Eve le hizo un gesto a Jake.

– Vamos a necesitar más hombres. No puedo dejar ea nadie hasta que hayamos confirmado las identificaciones, realizado las búsquedas y entrevistas.-

– ¿A mas de tres mil personas?- El soltó un silbido. -Va a tener una rebelión.-

– Lo que tengo es una mujer desaparecida, y muy probablemente un cuerpo en algún lugar de esta embarcación. También tengo un asesino. Quiero a alguien de aquí con ellos-, agregó. -Quiero echar un vistazo a todos los discos de seguridad, cámaras y monitores.-

– Eso no es problema.-

– Necesitamos un e-hombre para tratar de triangular la señal con el enlace de Grogan. Si ella todavía lo tiene, tal vez podamos encontrarla. ¿A qué hora desapareció?

– Lo más cerca que pudimos determinar es alrededor de la una y media.-

Eve miró a su unidad de pulsera. -Hace más de una hora ahora. Quiero que…-

Ella oyó el boom, el crepitar de disparos, los gritos. Antes de la explosión siguiente, corrió a través de la puerta y salió a la cubierta.

Los pasajeros que silbaban, saltaban, aplaudían, ante la explosión de una lluvia impresionante de color en el cielo.

– ¿Fuegos artificiales? Por el amor de Cristo. Aún es de día.-

– No había nada programado-, le dijo Jake.

– Distracción-, musito ella, y comenzó a empujar y abrirse camino en dirección opuesta al espectáculo. -Consigue a alguien que encuentre la fuente, y la detenga.-

– Estoy ya en ello-, dijo Jake y le gritó en su comunicador. -¿A dónde vamos?-

– La escena del crimen.-

– ¿Qué? No puedo oír una maldita cosa. Dilo otra vez -, gritó en su comunicador.

– Dilo de nuevo.-

Eva se abrió paso entre la alborotada multitud, pasó por debajo de la barricada.

Se detuvo cuando vio a la mujer discutiendo frenéticamente con el oficial de guardia del DOT ante la puerta del baño.

– Carolee- dijo en voz alta, y la mujer se giró. Su rostro estaba pálido, con grandes manchas de color en las mejillas, y cardenal de color púrpura en la frente.

– ¿Qué? ¿Qué es esto? No puedo encontrar a mi hijo. No puedo encontrar a mi hijo.-

Sus ojos desenfocados, pensó Eve. Un poco vidriosos, un poco desorientados. -Está bien. Yo sé dónde está. Yo le llevaré con él.-

– ¿Él está bien? Usted… ¿Quién es usted? -

– Teniente Dallas.- Eve miraba a los ojos de Carolee mientras sacaba su placa. -Yo soy de la policía-.

– Está bien. Bueno. El es un buen chico, pero él sabe comportarse mejor que esto. Se suponía que tenía que esperar aquí. Siento causar tantos problemas.-

– ¿A dónde fue, Carolee?-

– Yo sólo…- Ella se calmo. -Yo entre al baño. ¿Lo hice? Lo siento. Tengo dolor de cabeza. Yo estaba tan preocupada por Pete. Espere, espere solo hasta que…- Ella entró en la cantina cuando Eve abrió la puerta. Entonces pego sus manos a sus caderas.

– ¡Peter James Grogan! Estás en muchos problemas.-

El niño, su hermano, su padre, se movieron como una unidad, disparados a través del otro lado del cuarto. -¿Acaso no te dije específicamente que no…?-

Esta vez las palabras se detuvieron cuando sus tres muchachos la agarraron en un abrazo frenético. -Bueno, por amor de Dios. Si crees que me vas a ablandar después de que me has desobedecido, no es así. O sólo un poco.- Ella le acarició el cabello del niño cuando él se aferró a sus piernas. -¿Steve? Steve? Estás temblando. ¿Por qué? ¿Qué pasa? -

Él retrocedió para besarla, su boca, sus mejillas. -Tu… estás herida. Tienes un golpe en la cabeza.-

– Yo… -Levantó los dedos para tocar el bulto. -Ouch. ¿Cómo me hice esto? No me siento del todo bien. -

– Siéntate. Pete, Will, dejen que su madre tenga algo de espacio. Siéntate aquí, Carolee, déjame echarte un vistazo.-

Cuando ella se sentó, le cogió las manos, las apretó contra sus labios. -Todo está bien ahora. Está bien ahora. -

Pero no lo estaba, pensó Eve, no para todos.

Alguien estaba muerto. Alguien le había causado su muerte.

Y ambos estaban desaparecidos.

CAPITULO TRES

– INSPECTOR, NECESITO QUE LOCALICE LA FUENTE de esos explosivos, luego quiero que se asegure esa área. Quiero una lista completa del Departamento de Transporte y de los empleados del ferry, incluyendo cualquier contratista independiente, a bordo en este tiempo. Quiero esos discos de seguridad. Cuando lleguen los oficiales del NYPSD, les ayudarán con sus misiones. Peabody, haz que ocurra. Ahora.-

Ella echó un vistazo hacia la familia Grogan. Podía darles un minuto más a solas. -¿Hay algún salvavidas o medio de evacuación de emergencia en este bote?-

– Claro.-

– Hay que comprobarlos, y habrá que vigilarlos. Si alguno ha sido utilizado, necesito saberlo. De inmediato. Quiero hablar con el guardia con el que habló la señora Grogan cuando ella… regresó. De momento, consigue su declaración.-

– Sin problema. Teniente, vamos a tener que lidiar para conseguir a esas personas, o al menos algunas de esas personas, fuera.-

– Estoy trabajando en ello. Explosivos, empleados, discos, medios de evacuación de emergencia, áreas aseguradas. Pongámonos a ello.-

Ella se giró, moviéndose hacia donde Carolee todavía estaba sentada rodeada de su familia.

– Señora Grogan, necesito hablar con usted.-

– Me gustaría tratar la herida en su cabeza.- Steve mantenía su brazo en torno a su mujer protectoramente. -Y hacerla un chequeo más profundo. Si hay un botiquín, podría usarlo.-

– Le encontraré uno.- Dijo Peabody, luego miró a Eve. -Nuestros chicos estarán a bordo en un par de minutos.-

– De acuerdo. Encuentra ese botiquín. Organiza al equipo. Quiero otra búsqueda, de cada centímetro cuadrado de este ferry. Quiero a los barrenderos en ese baño. Lo quiero registrado. Mira a ver si puedes averiguar si han echado a alguien más en falta.-

– Sí, señor-

Cuando Peabody marchó, Carolee sacudió su cabeza. -Lo siento, estoy un poco confundida. ¿Quién era usted?-

– Teniente Dallas, NYPSD.-

– La policía.- Dijo Carolee lentamente. -¿Necesita hablar conmigo? Sé que me pasé un poco con el hombre de seguridad, pero estaba preocupada acerca de Pete. No podía encontrar a mi niño.-

– Lo entiendo. Señora…-

– Si eres policía, ¿tienes pistola?- Obviamente satisfecho de que su madre estaba donde debía, Pete echó una mirada curiosa.

– No interrumpas.- Le reprendió Carolee.

– Señora Grogan- Empezó Eve otra vez, pero levantó un lado de su chaqueta para enseñar su arma, y el chico le sonrió. -¿Puede contarme que ha sucedido, después de que usted y su hijo fueran a usar los servicios?-

– En realidad, íbamos a por una bebidas, entonces Pete necesitaba ir, por lo que nos desviamos hacia allí. Le dije que esperase, que estuviera allí si salía antes que yo.-

– Pero mamá…-

– Hablaremos de eso luego,- dijo ella en un tono que anunciaba una charla, y el crío se desplomó en su asiento.

– Y entonces- alentó Eve.

– Y entonces, esperé un minuto, vi a Pete meterse, y yo…- Su cara se puso vacía un momento. -Esto es curioso.- Ella compuso una sonrisa nerviosa. -No estoy muy segura. Debo haberme golpeado la cabeza. ¿Tal vez me he resbalado?-

– ¿Dentro del servicio?-

– Es… es estúpido, pero no me acuerdo.-

– ¿No recuerda haberse golpeado la cabeza, o entrar en el servicio?-

– Nada.- Admitió ella. -Debo haberme golpeado bastante fuerte.- Ella toqueteaba el golpe, estremeciéndose. -Podría tomarme un bloqueador.-

– No quiero darte nada hasta que te haya revisado un poco más- La dijo Steve.

– Tú eres el doctor.-

Eve pensó en un caso, no hacía mucho, en el que se habían perdido los recuerdos. O robado. -¿Cómo es de malo el dolor de cabeza?-

– Entre asqueroso y de mierda.-

– ¿Aumenta el dolor si trata de recordar?-

– ¿Empeorar al recordar?- Carolee cerró sus ojos, apretándolos al concentrarse. -No. Se mantiene igual de mal.-

– ¿Alguna náusea, cariño, o visión borrosa?- Steve iluminó con una linterna de bolsillo sus ojos para comprobar la reacción de las pupilas.

– No. Me siento como si hubiera caminado hasta un muro o algo y hubiera golpeado mi cabeza. Eso es todo.-

– Había una señal de fuera de servicio en la puerta.- Le recordó Eve.

– Había… ¡Es verdad!- Los ojos de Carolee brillaron. -Recuerdo eso. Entonces yo… pero yo no… sé que yo no fui a otro de los servicios. No habría dejado a Pete. Debo haber entrado. Debo haberlo hecho porque salí aquí otra vez, ¿no? Él no estaba esperando. Debo haber resbalado y golpeado mi cabeza, y estoy un poco confusa respecto a los detalles. No estoy segura de entender por qué le incumbe a la policía.-

– Señora Grogan, estuvo usted ausente por más de una hora.-

– ¿Yo? ¿Ausente? Eso es una locura. Yo acabo…- Pero miró su unidad de muñeca, y se volvió pálida. -Pero no puede ser. No puede ser la hora correcta. Hemos estado fuera por unos minutos. El viaje en ferry tarda menos de media hora, y acabamos de empezar. No puede estar bien.-

– Nadie podía encontrarte. No podíamos encontrarte- dijo Steve. -Estábamos muy asustados.-

– Oh, Dios- Se quedó mirando a su marido, metió una mano en su pelo y empezó a palpar su cabeza. -¿Me desorienté? ¿Me golpeé en la cabeza y me desorienté? Tal vez tengo una conmoción. Me desorienté.- Ella miró a Pete. -Y luego te grité cuando había sido yo. Lo siento, hijo. De verdad.-

– Pensamos que estabas muerta, por toda la sangre que había.- El niño apretó su cara contra el pecho de Carolee y empezó a llorar.

– ¿Sangre?-

– Señora Grogan, los oficiales del Departamento de Transporte notificaron al NYPSD no solo que usted estaba, aparentemente, desaparecida, sino que las instalaciones en las que creían que había entrado tenían una considerable cantidad de sangre en el suelo, así como salpicaduras en las paredes y puertas de los compartimentos.-

– Pero…- Su respiración era superficial cuando Carolee miró fijamente a Eve. -No es mía. Yo estoy bien.-

– No es suya. Usted entró al servició,- continuó Eve, -a pesar del cartel de fuera de servicio.-

– No puedo recordar. Está en blanco. Como si hubiera sido borrado. Recuerdo ver a Pete entrar en el servicio de caballeros, y yo… yo recuerdo ver la señal, pero no puedo recordar lo que pasó después. Yo habría entrado.- Ella murmuró. -Sí, eso es lo que yo habría hecho, sólo para comprobar, porque estaba justo allí y ¿por qué no mirar? No podía marcharme sin Pete. Pero no recuerdo haber entrado, o… salido. Pero no podría haber entrado, o habría salido. Probablemente gritando si hubiera visto sangre por todo el lugar. No tiene sentido.-

– No,- acordó Eve, -no lo tiene.

– Yo no herí a nadie. No podría.

– No pienso que usted hiriera a nadie.

– Una hora. He perdido una hora. ¿Cómo puede ser?

– ¿Ha perdido tiempo alguna vez anteriormente?

– No. Nunca. Quiero decir, he perdido la noción del tiempo, ¿sabe? Pero esto es distinto.-

– Will, ¿qué me dices de traer algo de beber a mamá?- Steven envió a su hijo mayor con una sonrisa. -Apuesto a que está un poco deshidratada.-

– En realidad,…- Carolee rió débilmente. -Podría ir al servicio.

– De acuerdo.- Eve vio a Peabody de vuelta con un kit médico. -Sólo un segundo.- Ella anduvo hasta ponerse al lado de su compañera. -Ve adelante y dale el kit a Grogan, y lleva a la mujer al servicio. Pégate a ella.

– Seguro. Estamos a bordo, y tenemos en marcha una búsqueda cubierta por cubierta. Tengo que decir que los nativos están poniéndose un poco inquietos.-

– De acuerdo. Tendrán que aguantar un poquito más.-

– Me pregunto si tal vez todo esto no sea más que una broma pesada. Alguien vacía un montón de sangre en ese servicio, cuelga la señal, se sienta y espera a que entre alguien.-

– ¿Entonces por qué colgar la señal?

– Vale, un error en el escenario, pero…

– ¿Y cómo transportaron un par de litros de sangre humana? ¿Y adónde fue la señora Grogan durante una hora?-

– Muchos errores.-

– Pégate a ella, – repitió Eve. -Consigue su dirección en Nueva York. Vamos a arreglar para que les lleven a un centro médico y le hagan a ella un examen completo, y quiero que pongan a alguien a vigilarlos.- Miró hacia atrás. -Si ella vio algo, a alguien, puede ser que el responsable de la sangre empiece a preocuparse acerca de ella.

– Me aseguraré de que está cubierta. Bonita familia.- Añadió Peabody, estudiando al grupo.

– Sí. Bienvenidos a Nueva York.

Eve localizó a Jake.

– Todos los dispositivos de evacuación de emergencia están en su sitio.- Le pasó un archivo de discos de seguridad. -Esos son de todas las cámaras de abordo. La lista de empleados, oficiales del Departamento de Transporte está etiquetada.-

– Bien. ¿De dónde infiernos salieron todos esos fuegos artificiales?-

– Bueno.- Él se rascó la cabeza. -Parece como si hubieran sido disparados desde estribor, probablemente desde popa. Eso según la trayectoria básica según los testigos. Pero no tenemos ninguna prueba física. Ni ceniza, ni mecanismos. Nada hasta ahora, por lo que no estoy seguro de que los dispararan desde el barco.-

– Hmm.- Eve reflexionó y miró al ancho puerto.

– El NYPSD cubre todo el lugar, y tu equipo de investigadores de escena está cubriendo la escena del crimen.- -Si llega a ser un crimen,- añadió. -Hemos registrado a cada empleado a bordo del Departamento de Transporte, y entre tu gente y la mía, hemos entrevistado a los pasajeros, concentrándonos en aquellos que estaban en el área de la escena. De momento, ninguno de ellos ha visto nada. Y tienes que admitir que transportar un cuerpo habría llamado algo la atención.-

– Lo haría.-

– ¿Qué hacemos ahora?-

Por lo que Eve podía determinar, había dos opciones. El asesino, si era un asesinato lo que había tenido lugar, había abandonado de algún modo el ferry. O el asesino todavía tenía que hacerlo.

– Parece que vamos a Staten Island. Así es como vamos a manejarlo.-

Iba a tomar cierta cantidad de tiempo, y mucha paciencia, pero los cerca de cuatro mil pasajeros serían identificados, buscados y preguntados antes de que se les permitiera desembarcar en la terminal de St. George. Afortunadamente un buen montón de ellos eran críos. Eve no creía, aunque los niños eran extraños y a menudo violentos sujetos en su mente, que el charco de sangre fuera el trabajo de algún gateador maniaco.

– En realidad está marchando bien,- informó Peabody, y recibió un gruñido de Eve.

– La búsqueda sigue en marcha,- continuó Peabody. -Hasta ahora, ni arma, ni cuerpo, ni asesino malvado escondido en el armario de equipaje.-

Eve continuó repasando el disco de seguridad en marcha en su PPC. -El cuerpo está tirado ya.-

– ¿Cómo?-

– No sé cómo, pero está tirado o transportado. Dos búsquedas, y esta con detectores de cuerpos. Él, o un cómplice, usaron los fuegos como distracción. Atrae la atención de todos en una dirección, haz lo que necesites en la otra. Ha tenido que ser así.-

– No explica cómo sacó el cuerpo muerto del servicio.-

– No.-

– Bueno, puede que si no fuera una broma pesada, fuera un remolino.-

Eve levantó su mirada, mirando con lástima a Peabody.

– Free-Ager, recuerda. Crecí con remolinos. Es una teoría mejor que el abracadabra.- De un vistazo, Peabody estudió los brillantes peces tropicales nadando detrás del cristal de un enorme acuario.

– Él no tiró el cuerpo por encima de la borda, luego se lanzó y se fue nadando,- Peabody apuntó. -Como un pez.- Notando la expresión pensativa de Eve, Peabody alzó las manos. -Vamos Dallas. No hay ninguna vía de escape del servicio, sin hablar de andar por delante de docenas y docenas de personas.-

– Principalmente de espaldas, desde el momento en que estuvieron mirando al agua. Si la sangre que está camino del laboratorio viene de un cuerpo caliente, uno que espero que identifiquemos por emparejamiento de ADN, tiene que haber un camino de entrada y de salida, porque él lo uso.-

– Universo paralelo. Hay algunas teorías científicas que apoyan esa posibilidad.-

– Las mismas, apuesto, que apoyan las hadas de alas centelleantes que brincan por los bosques.-

– Una bromista,- Peabody meneó un dedo. -Eso es lo que eres, Dallas. Una bromista.-

– En mi mundo, lo llamamos cordura.-

Jake se les unió. -Vamos por la mitad. Tal vez un poco más.-

– ¿Habéis encontrado algún remolino, universo paralelo o hada de alas centelleantes?- le preguntó Eve.

– Guasona- repitió Peabody.

– Ah… nada de eso.- Les ofreció a ambas una taza de café para llevar. -Ni armas, ni sangre, ni cuerpo muerto tampoco, y hasta el momento, todos los que pasaron por teletipo y la estación de la entrevista en la estación están vivos.

– Voy a volver a bordo,- le contó Eve. -Si encontrarais algún rastro, cualquier tipo de rastro, me contactáis. Peabody conmigo.-

– Hey.- Jake palmeó el brazo de Peabody cuando ella empezó a moverse con Eve. -Nosotros vamos a tardar un rato aquí. Tal vez vayamos a tomar un trago cuando acabemos. Ya sabes, para relajarnos.-

Nerviosa, ella el sintió calor brotar de sus mejillas, una mezcla mareante de placer y vergüenza. -Oh, bien. Um. Eso está bien,…, está bien, quiero decir, el preguntar y todo eso. Yo vivo con alguien. Un chico. Un chico de electrónica. Estamos… ya sabes. Juntos.-

– Chico con suerte,- dijo Jake y el rubor de ella fue a peor.-Tal vez, algún día, podamos tomarnos un trago, sólo como amigos.-

– Seguro. Tal vez. Ah…- Ella disparó una sonrisa, luego corrió detrás de Eve.

– ¿Olvidaste que significa conmigo?-

– No. En realidad, recordé exactamente, que estoy con McNab. Lo recordé incluso cuando Jake flirteó conmigo.-

– Oh, eso es distinto.- Eve lucía una sonrisa brillante que hizo que el estómago de Peabody se encogiera. -Déjame pedirte perdón por interrumpir. Tal vez vosotros dos queráis tomaros un descanso, ir a por una bebida, conoceros el uno al otro. Nosotros siempre podemos dejarlo para más tarde, así tengamos o no un cuerpo muerto desaparecido y un asesino. No queremos que una investigación de un potencial asesinato se ponga en medio de un potencial romance, ¿o no?-

– Hablo el sarcasmo fluidamente. Él me preguntó para ir a tomar una bebida.-

– ¿Debería anotarlo en mi diario, en la fecha de hoy?-

– Jesús.- Un mohín se mezclaba con engreimiento mientras Peabody abordaba el ferry con Eve. -Sólo lo digo. Además que consigo las cosas por partida doble. Primero consigo la satisfacción de ser abordada por el sexy inspector del Departamento de Transporte, y segundo tengo el mérito real y verdadero de rechazarle porque tengo mi atractivo sexy personal. Apenas nadie me dice nada, a no ser que cuentes a McNab, lo que no cuenta desde que vivimos juntos, por lo que no cuenta.-

– De acuerdo, anotado. ¿Podemos movernos?-

– Debería tomarme al menos cinco minutos de cortejo. De acuerdo.- Ella murmuró ante la mirada abrasadora de Eve. -Pondré el resto del tiempo de cortejo en mi cuenta.-

Sacudiendo la cabeza, Eve cruzó la cubierta, vacía ahora excepto por los policías y barrenderos, para hablar a un investigador de la escena del crimen.

– Schuman, ¿qué tienes?-

Ella sabía que él era duro de roer, del tipo que ha visto de todo, tan cómodo en el laboratorio como en la escena del crimen. Él se despojó de su traje protector y de las botas y permaneció de pie sacando un chicle de su envoltorio. -Lo que tenemos son en torno a dos litros de sangre y fluidos corporales, bastantes salpicaduras. Tenemos algo de carne y fibras, y una montaña de mierda virtual de huellas. Vamos a querer llevarlo adentro para un examen y análisis completo, pero con el examen in situ, tenemos el tipo de sangre, A negativo, y las muestras de puntos indican que viene todo de la misma persona. Quienquiera que sea está tan muerto como mi tío Bob, cuya pérdida no fue lamentada por todos los que le conocimos.-

Él hizo un globo, masticando por un momento pensativamente. -Puedo decirte lo que no tenemos. Eso serían un cuerpo o un rastro de sangre, o en este punto alguna jodida idea de cómo demonios pudo sacar el cuerpo del tal John Él sonrió. -Es interesante.-

– ¿Cuándo puedes decirme si la sangre vino de un cuerpo caliente, o vino en un maldito cubo?-

– Miraremos eso. No sería tan curioso, pero el cubo tendría más sentido. El problema es que las manchas coinciden con lesiones in situ.- Obviamente intrigado, masticó y sonrió. -Parece un maldito vídeo de apuñalamiento ahí dentro. Quienquiera que entró respirando fue cortado en lonchas y taquitos, atado y destripado. Luego, puedes decir que es interesante, ¡desapareció!-

– Interesante.- repitió Eve. -¿Se puede entrar?-

– Todo barrido. Comprobadlo vosotras mismas.-

Él entró con ella donde una pareja de barrenderos examinaban los tanques, las tuberías.

– Estamos mirando todo,- le contó a Eve. -Pero tienes que tener una píldora mágica de encoger para salir de aquí por las tuberías. Vamos a repasar ventilación, suelos, paredes, techos.-

Ella levantó su cara, estudiando el techo por sí misma. -El asesino tendría que haberse transportado a sí mismo, al cuerpo y a una mujer adulta. Puede que más de un asesino.-

Se levantó para estudia las salpicaduras en los compartimentos, las paredes. -La víctima estaba de pie por aquí. El asesino corta su garganta primero; eso es lo que yo haría. Ella no puede gritar. Nosotros tenemos la mayor mancha de la herida de la yugular, parcialmente bloqueada por el cuerpo del asesino.-

Eve giró, dándose una palmada en la garganta. -Ella agarra su garganta, la sangre bombea a través de sus dedos, más salpicaduras ahí, pero ella no cae, todavía no. Ella cae hacia la pared, y tenemos las manchas de sangre, intenta girarse, más manchas. Él vuelve a cortarla, y obtenemos la salpicadura del siguiente compartimento ahí, y más abajo en esta pared, por lo que probablemente él la atacó y ella tropezó hacia atrás.- Eve se retiró. -Tal vez intentó llegar a la puerta, pero él estaba detrás de ella. Rebana y corta, y ella cae. Se desangra donde cae.-

– Lo comprobaremos, como dije, pero así es cómo lo leo.-

– Él estaría cubierto de sangre.-

– Si se lavó en uno de los lavabos-, añadió Schuman, -no dejó ningún rastro, ni en las tazas, ni en los sifones.-

– ¿Ropas protectoras? ¿Guantes?- sugirió Peabody.

– Puede. Probablemente. Pero si él pudo llevarse un cuerpo muerto fuera de aquí, supongo que podría haber salido cubierto de sangre. No hay rastro,- repitió Eve. -Ni marcas de arrastre. Incluso si él solo lo hubiera levantado y llevado fuera, habría un rastro de sangre. Tuvo que envolverlo. Si seguimos con el equipo protector, y una bolsa para el cuerpo o algo por el estilo, él lo había planeado, vino preparado, y tenía un condenado buen plan de salida. Carolee era una variable, pero no tuvo muchos problemas ahí tampoco. Él se hizo cargo de ello.-

– Pero él no la mató. En realidad no la hirió.- señaló Peabody.

– Sí.- Ese era un punto al que Eve le había estado dando vueltas. -Y podría haberlo hecho fácilmente. La puerta no estaba cerrada. La regulación sobre seguridad prohíbe las cerraduras en las puertas de los servicios públicos con múltiples compartimentos. La muerte, la limpieza, el transporte. Y Carolee faltó por más de una hora, por lo que donde quiera que fuese, a donde la llevara, él necesitaba tiempo.-

– Hay un montón de sitios en este barco. Conductos de ventilación, infraestructura, almacenaje. Tienes conductos realmente grandes para calentar y enfriar los camarotes interiores que también valen,- le dijo Schuman. -Tienes tus depósitos sanitarios, almacenaje de equipo, áreas de mantenimiento. Vamos a repasarlo todo, pero no dice nada de cómo diablos salió de este cuarto.-

– Pues, vamos a averiguar adónde fue, trabajó y volvió. Y vamos a necesitar adivinar quién era la víctima, y por qué fue cortada en el ferry de Staten Island. Tenía que ser específico, o sería la sangre de Carolee Grogan la que estaría por toda esta habitación, también.-

Por el momento, pensó Eve, lo mejor que ella podía hacer era dejárselo a los barrenderos.

CAPITULO CUATRO

– ¿POR QUÉ NO MATÓ A CAROLEE?- Preguntó Peabody cuando volvieron a cubierta. -Hubiera sido más fácil. Tan sólo cortar su garganta, y vuelta al trabajo. No es como si él se preocupara por ocultar un crimen. Toda la sangre es una pista bastante buena de que se ha cometido uno.-

Eve caminó hacia la popa, intentando reconstruir una escena que no tenía sentido. -Estoy deseando preguntarle, no creo que sea sólo su buena suerte el que ella no pueda recordar. Vamos a ver qué concluye el examen médico después de que ella lo pase allí. Pero la cuestión principal es, sí, ¿por qué molestarse en suprimir su memoria? ¿Y por qué el asesino tendría consigo algo que pudiera hacerlo?-

– ¿Hipnosis?-

– No lo descarto.- Ella se recostó contra la barandilla, miró a las chimeneas gemelas.

– No son reales. Son apariencia. Sólo para que el ferry parezca antiguo. Grandes. Grandes de sobra para que alguien esconda un cadáver y una mujer inconsciente.-

– Claro, si él hubiera tenido unas brillantes alas de hada y un escudo de invisibilidad.-

Eve tuvo que reírse. -Buen punto. De cualquier manera, vamos a hacer que las comprueben.- Se volvió cuando Jake caminaba hacia ellas.

– Hemos pasado a los últimos pasajeros por el control de ticket. Faltan dos. Hemos contado a todo el mundo, pasajeros, tripulación, jubilados, estudiantes concesionarios… Dos personas que se montaron no llegaron a desembarcar.-

– Ellos tan sólo se bajaron antes de que atracáramos.- Eve corrigió. -Este ferry estará fuera de servició hasta nueva orden. Está sellado por orden del NYPSD. Guardias las veinticuatro horas, todos los días. Escena del crimen no ha terminado, y seguirán hasta que hayan cubierto cada centímetro, incluyendo esos,- añadió señalando a las chimeneas.

Jake levantó la mirada para seguir el gesto. -Bueno. Eso va a ser divertido.-

– ¿Algo de este tamaño, con este trazado? Tiene que haber lugares para esconderse, para ocultarse. Tenía que conocer el barco, el trazado, al menos hasta cierto punto.-

– Tener un lugar para esconderse no explica cómo salió de ese servicio sin que le viera nadie. A no ser que tuviera una capa de invisibilidad.-

El comentario de Jake recibió una risita de Peabody y una mirada helada de Eve.

– Trabajaremos con los testigos y las pruebas. Estaremos en contacto, Inspector.-

– ¿Os marcháis?-

– Vamos a seguir con los discos de seguridad, Carolee Grogan y el laboratorio. Cuanto antes identifiquemos a la víctima, si hay una víctima, antes podemos ir detrás del asesino. Puede que quieras a algunos de tus hombres respaldando a los míos en las guardias. No quiero a nadie en ese ferry sin autorización.-

– De acuerdo.-

– Nos movemos Peabody.-

– Ah, ¿Detective? Tal vez quieras cambiar tu situación…-

Peabody sintió que el calor volvía a sus mejillas. -No lo creo, pero gracias.- Ella brincó para ponerse a la altura de las largas zancadas de Eve. -Ha vuelto a insinuarse.-

– Lo anotaré, en cuanto pueda.-

– Es memorable,- murmuró Peabody. -Realmente.- Se arriesgó a echar un vistazo por encima del hombro antes de que se montaran en el turbo. -Pensaba que nos quedaríamos, yendo por todo el barco de nuevo.-

– Ya tenemos suficiente gente en eso.- Eve se abrazó a sí misma mientras el turbo salía disparado por el agua. -Una pregunta, o unas cuantas. ¿Por qué matar en un servicio público de un ferry en medio del agua? No hay una vía de escape fácil. ¿Por qué no dejar el cadáver? ¿Por qué, cuando un extraño le interrumpe, perdonarle la vida? ¿Y lo más extraño, aparentemente, mantenerla en secreto durante una hora?-

– Vale, pero incluso si encontramos la respuesta a cualquiera de esos porqués, no tendremos la respuesta de los cómos.-

– Siguiente asunto. ¿Cómo fue seleccionada la víctima? ¿Cómo fue elegida la forma de matarla? ¿Cómo fue Carolee Grogan trasladada de la escena del crimen a otra parte? Y otras cosas, ¿por qué ella no recuerda? ¿Cómo fue retirado el cuerpo, si hubo alguno? Todo vuelve a la misma pregunta. ¿Quién era la víctima? Ese es el centro. El resto irradia desde ahí.-

– La víctima es probablemente mujer. O la asesina. Una de ellas, al menos, es probablemente mujer. Tiene más sentido, dada la localización del asesinato.-

– Coincido, y el ordenador también. Ejecuté las probabilidades. Más del ochenta por ciento para mujer víctima o asesina.- Ella sacó su enlace cuando sonó, vio el código personal de Roarke en la pantalla. -Hola.-

– Hola también.- Su cara, esa belleza de ángel caído, llenó la pantalla con las cejas oscuras sobre llamativos ojos azules. -¿Estás en el muelle? ¿El incidente del ferry?-

– Mierda. ¿Cuánto se ha escapado?

– No mucho. Desde luego nada que diga asesinato.- Su voz, con el acento irlandés susurrando, se deslizaba sobre las palabras mientras ella volvía a Manhattan. -¿Quién está muerto, entonces?-

– Esa es la pregunta. Estoy esperando a que el laboratorio me llame. Estoy al mando aquí, y según sea la respuesta, puede que llegue tarde a casa.-

– Como resulta que estoy en el centro, y esperaba poder pedir a mi esposa salir a cenar. ¿Por qué no nos encontramos en el laboratorio, luego según sea la respuesta que obtengas, decidimos allí?-

Ella no podía pensar en ninguna pega, y de hecho, meditó la ocasión de contárselo todo. Un nuevo punto de vista podría darle nuevos ángulos. -De acuerdo. Será útil tenerte allí por si tengo que sobornar a Dickhead para acelerar la identificación.-

– Siempre contento de sobornar a los policías locales. Te veo pronto.-

– Es bonito, ¿no?- preguntó Peabody cuando Eve embutió su enlace de nuevo en el bolsillo. -Tener a alguien.-

Eve empezó a encogerse de hombros, luego decidió que el piloto del turbo no las oiría. Además no había ninguna razón para no tener unos minutos de tonterías. -No apesta.-

– De verdad que no lo hace. Tener un chico tan lindo como Jake flirteando conmigo tiene su encanto, pero ¿saber que me voy a acurrucar con McNab esta noche? Eso es mucho mejor.-

– ¿Por qué siempre tienes que meteros a ti y a McNab y al sexo en mi cabeza? Me da un dolor que ningún bloqueador puede curar.-

– Acurrucarse no es sexo. Es antes o después del sexo. Me gusta especialmente después del sexo, cuando estás calentita y relajada como una pareja de cachorritos dormilones.- Ella ladeó su cabeza. – Me estoy poniendo cachonda.-

– Encantada de que lo compartas conmigo. Ahora vamos a intentar quitarnos de encima esta pesada investigación para que puedas reunirte con tus caricias de cachorritos.-

– Ya sabes, tengo ese nuevo modelito que he estado guardando para una noche en que…-

– No sigas por ahí. No lo hagas,- la advirtió Eve. -Juro por todo lo que es sagrado que te tiro por encima de la borda, y luego ordeno que el turbo te pase por encima mientras chapoteas en el agua.-

– Gruñona. De cualquier modo, tal vez lo que los asesinos hicieron, fue lanzar a la víctima al agua, luego saltar detrás con unos trajes de submarinismo.-

– Si él iba a tirar el cuerpo, ¿por qué lo movió en primer lugar? Él no quería sólo matarla, quería el cuerpo.-

– Ewww. Sé que se supone que un detective de policía no dice ‘ewww’. Pero, ¿por qué querría el cuerpo?-

– Un trofeo.- Eve estrechó los ojos.

– No estoy diciendo ‘ewww’.-

– Lo estás pensando. Prueba,- añadió, -que me conduce a algo más que un trofeo. Un cuerpo es una prueba irrefutable de muerte. Que, hasta el momento, no tenemos. Él sí lo hace. Lo que nos lleva a otro porqué. ¿Por qué necesita el la prueba?-

– ¿Pago?- Ante el asentimiento de Eve, Peabody levantó sus manos. -Pero para tenerlo en cuenta, fue sucio y complicado. No me parece profesional.-

– No, no lo hace. A no ser que añadas el resto. Cuerpo ausente, escenario público, dos personas desapareciendo como el humo. Eso me dice que fue muy profesional.-

Pero también trajo a las aceras a los floristas con su tesoro de color y aroma y los comensales al aire libre que alzaban al sol copas de vino o tazas de expreso. Se sumaba al tráfico de la calle y al aéreo, atascando los deslizadores y las aceras, y aún, Eve pensó, todo se apresuraba y bramaba exactamente tal y como debía hacerlo.

Ella localizó a Roarke antes de aparcar, estaba de pie fuera del gris edificio que alojaba la laboriosa colmena del laboratorio y los forenses. El traje carbón oscuro le encajaba en toda su longitud perfectamente, y enseñaba un ligero destello con una corbata tan azul como sus ojos.

El pelo negro le caía en una melena alrededor de esa sorprendente cara, las sombras escondían sus impactantes ojos cuando guardó la PPC en la que había estado trabajando en un bolsillo y empezó a andar hacia ella.

Ella pensó que el parecía una elegante estrella urbana de video con un poco de ventaja. Y ella suponía que le pegaba como uno de los hombres más ricos y poderosos del mundo, y sus satélites, que se había arrastrado mediante golpes o, ja ja, timos fuera de la mugre de los callejones de Dublín.

– Comprueba a Carolee,- dijo a Peabody. -Mira a ver si han terminado el examen médico, si hay algún resultado.-

Miró los labios de Roarke curvarse según caminaban el uno hacia el otro. Ella no necesitaba ver sus ojos para saber que reflejaban esa sonrisa. Y su corazón dio un pequeño salto. Tenía que admitir que Peabody llevaba razón. Estaba bien tener a alguien.

– Teniente.- Él tomó su mano y, pese a que ella bajó sus cejas para desalentarle, se inclinó para rozar con sus labios curvados los de ella. -Hola, Peabody. Pareces atractivamente agitada por el viento.-

– Sí.- Ella se cepilló el pelo sin ningún resultado. -Viaje en barco.-

– Algo había oído.-

– Comprueba al testigo, Peabody,- repitió Eve mientras encabezaba la entrada.

– ¿Qué ha pasado?- preguntó Roarke.

– Dime lo que han dicho los medios. No me he molestado en sintonizarlos.-

– He captado trozos y pedazos en mi camino al centro y a mi reunión, luego un poco más tarde. Una mujer aparentemente perdida en el ferry, luego encontrada. O no, según el reportaje. La posibilidad de que alguien fuera herido o se cayera por la borda.-

Él continuó mientras Eve les guiaba por el laberinto, firmaba y les llevaba a través de la seguridad.

– La principal idea es que parece que los oficiales del Departamento de Transporte y del NYPSD retuvieron el ferry por más de dos horas, luego más tiempo con una búsqueda de seguridad de los pasajeros según eran desembarcados. Unos pocos pasajeros enviaron algunos vídeos o declaraciones a varios medios. Así que puedes imaginarte, estaba todo en el tablero.-

– Perfecto.- Eve optó por un deslizador sobre el ascensor. -Mejor por aquí.-

– ¿Falta alguien? ¿O ha muerto?-

– Faltaba alguien, pero ya no lo hace. Alguien puede estar muerto, pero no hay cuerpo. Faltaban dos pasajeros en la lista al desembarcar.-

– Que podrían ser víctima y asesino. ¿Cómo se marcharon del ferry?-

– Esa es otra cuestión.- Ella se bajó del deslizador. -Primero, tengo un par de litros de sangre en un baño público del ferry. Necesito averiguar a quien pertenecía.-

CAPITULO CINCO

EVE CRUZO A TRAVÉS DEL LABERINTO DIVIDIDO en dos por paredes de cristal. Detrás de ellas los técnicos trabajaban con extensiones y hologramas, droides forenses, pequeños frascos y soluciones misteriosas.

El aire zumbaba con una mezcla de maquinas y humanos en una sola voz que a Eve le pareció solo un poco espeluznante. Ella no podría entender nunca como es que la gente trabajaba día tras día, en un vasto espacio sin una sola ventana. Ella encontró al técnico jefe del laboratorio, Dick Berenski, deslizando su taburete silenciosamente a lo largo de su larga barra blanca mientras manejaba varias computadoras. Dickhead era irritante, una piedra en el zapato en un nivel personal, pero ella no podía negar su casi preternatural habilidad con las evidencias.

El miro hacia arriba, ladeando su cabeza en forma de huevo cuando ella se le acerco, y ella se dio cuenta de la luz en sus ojos cuando el reconoció a Roarke.

– -Te conseguiste un sequito hoy, Dallas.-

– -Ni pienses en tratar de sacarle al civil licor, entradas a eventos deportivos o dinero.-

– -Hey.- Dickhead no pudo hacerse el ofendido del todo.

– -Hablemos de sangre.- dijo Eve.

– -Conseguí la suficiente. Tome la muestra inicial hace un par de horas, y ellos están trayendo el resto. Correremos exámenes en esas muestras también. Podrían ser de más de una fuente. Tengo a mi hombre de la sangre reconstruyendo la escena desde la grabación, el charco y las salpicaduras también. Es una maldita cantidad de sangre.-

– -¿Fresca o congelada?- pregunto Eve.

El grazno una risa. -Fresca.- El pulso algunas teclas y lleno la pantalla de la computadora con garabatos y remolinos rojos, amarillos y azules. -No hay indicaciones de que la muestra haya sido almacenada, encajonada en frió, congelada, descongelada o rehidratada.-

El tecleo otra vez, apareció otra pantalla con formas y colores. -El rango de coagulación y temperatura dice que estuvo al aire cerca de dos horas, o tal vez un poco más, antes de que yo la examinara. Eso es consistente con el tiempo que tomo traerla acá.-

– -Concluyendo en que la muestra vino de un humano vivo, y salió de este humano entre la una y las dos de esta tarde.-

– -Lo que dije. A Negativo, sangre humana, plaquetas saludables, colesterol, sin STD. Filtramos trazos de otros fluidos corporales y carne. Cromosomas Doble X.-

– -Femenina.-

– -Puedes apostar. Seguiremos separando otros fluidos corporales cuando tengamos las muestras más grandes, y los barredores me dicen que encontraron un poco de cabello en ellas. Seremos capaces de decirte prácticamente todo. Fluidos, carne y cabello.- El sonrió ampliamente. -Yo podría reconstruirla con muestras como esas.-

– -Bonito pensamiento. ADN.-

– -Estoy corriendo el ADN. Toma un poco de tiempo, y no hay garantía de que ella este en la red. Podríamos conseguir a un pariente. He programado para encontrar concordancia completa y parientes consanguíneos.-

Completo, pensó Eve. Cuando Dickhead hincaba sus raros y pequeños dientes en algo, el era minucioso. -Habían fibras ahí.-

– -Como dije, separaremos y filtraremos. Le daré el cabello y la fibra a Harpo. Ella es la reina. Pero no puedo sacar la identidad de la victima de mi trasero. Ella puede estar en la red o-Hey!- El giro, se escabullo cuando la computadora más alejada bipeo. -Hijo de puta, tenemos una concordancia. Soy tan jodidamente bueno.-

Eve rodeo la barra para estudiar la foto de identificación y la información. -Cópialo a mi unidad, – le ordeno. -Y quiero un impreso. Dana Buckley, edad cuarenta y uno, nacida en Sioux City, ¿por qué estas muerta?-

– -Bonita falda,- comento Berenski, Eve lo ignoro.

Rubia, ojos azules, pensó ella, piel pálida, bonita y con clase, bien alimentada. Unos treinta y ocho, padres fallecidos, sin hermanos, sin hijos, ningún matrimonio o cohabitante en el registro. -Empleo actual, consultora libre. ¿Qué es lo que esta información personal nos dice a nosotros, investigadores inteligentes, Detective?-

– -Que la fallecida no tiene lazos familiares, ni un empleador para verificar su identificación o darnos más información de la fallecida antes dicha. Lo que hace a un inteligente investigador decir hmmm.-

– -En verdad lo hace. Ella tiene una dirección de domicilio y oficina aquí en Nueva York. Park Avenue. Peabody, hazle un seguimiento.-

– -Es el Waldorf,- dijo Roarke detrás de ella.

– -¿Como en Astoria?- Eve miro hacia atrás, vio su asentimiento, y la mirada de sus ojos cuando se encontró con la de ella.

Ella pensó, Mierda, pero no dijo nada. Todavía no.

– -Chequea y ve si la tienen registrada,- le dijo a Peabody. -Y consigue una copia del ID impreso, enséñasela al personal de la recepción a ver si la reconocen. Trabajo rápido, Berenski.-

– -Después de un trabajo rápido, me gusta relajarme con una o dos buenas botellas de vino.-

Ella agarro el impreso y salió sin darle una segunda mirada.

– -Valió la pena intentarlo,- dijo Berenski a sus espaldas.

– -No hay nadie registrado con el nombre de Dana Buckley en el Waldorf,- le dijo Peabody cuando alcanzo a Eve. -El personal de recepción no la reconoce. Esta nueva información merece un segundo hmmm.-

– -Regresa a la Central, haz una investigación completa de ella. Puedes empezar con los discos de seguridad. Envía copias a mi unidad casera. Yo voy a moverme por ahí, volver a interrogar a Carolee, mostrarle el impreso. Tal vez ella recuerde haber visto a la victima.-

– -Tuvimos suerte de conseguir una concordancia de ADN tan rápido. Me comunicare contigo si descubro algo de ella.- Le mando una rápida sonrisa a Roarke. -Te veo luego.-

Eve espero hasta que Roarke y ella estuvieron en su vehículo, con ella al volante. -Tú la conocías.-

– -No realmente. Sabia de ella, ciertamente. Es complicado.-

– -¿Hay alguna manera en que pudieras estar conectado con esto?-

– -No. No tengo ninguna conexión con ella.-

Eve sintió que el nudo en su estomago comenzaba a aflojarse.

– -¿Cómo es que la conoces, o sabes de ella?-

– -Primero oí sobre ella hace algunos años atrás. Estábamos trabajando en un prototipo de una nueva tecnología de hologramas en ese tiempo. Esta casi fue robada, o lo hubiera sido si no hubiéramos implementado capas múltiples de seguridad. Y sucedió que ella paso por varias capas antes de que saliera la bandera roja.-

– -Espionaje corporativo y/o tecnológico.-

– -Sí. Yo no la conocía como Dana Buckley, sino como Catherine Delauter. Yo supongo que encontraras un buen numero de IDs antes de que termines.-

– -¿Para quien trabaja ella?-

El se encogió de hombros en forma desdeñosa pero elegante. -Para el mejor postor. Ella pensó que yo estaría interesado en sus servicios, e hizo arreglos para reunirse conmigo. Eso fue hace siete u ocho años atrás.-

– -¿La contrataste?-

El miro a Eve con una leve exasperación. -¿Por qué lo haría? Yo no necesito robar-y si lo necesitara, lo podría hacer yo mismo, después de todo. No estaba interesado en sus servicios, y se lo deje claro. No solamente porque yo no-ni nunca lo hice-robo ideas. Eso es bajo y común.-

Eve sacudió la cabeza. – Tu brújula moral me sigue desconcertando.

– -Como la tuya a mí. ¿No somos un par? Pero yo le advertí a ella no solo por eso, sino porque ella era conocida no solo como espía, sino como una asesina, lo que mi propia investigación confirmo.-

Eve miro rápidamente hacia adelante antes de meterse a través del tráfico. -¿Una asesina corporativa?-

– -Eso podría depender del mejor postor, de acuerdo a lo que supe. Ella está para ser contratada, o aparentemente lo estaba, y no era quisquillosa si tenía que llenarse las manos de sangre. Peabody no encontrará nada de esto en su investigación. Un gran porcentaje de su trabajo, si los rumores son ciertos, ha sido para varios gobiernos. La paga es bastante buena, particularmente si no te importa cortar unas cuantas gargantas.-

– -Una espía de tecnología, una sicaria, toma el ferry. Y termina no solo muerta, sino desaparecida. ¿Un competidor? ¿Otro asesinato contratado? Esto me parece un trabajo profesional, incluso-tal vez por eso-este fue tan jodidamente confuso y complicado. Esto va a conseguir baldazos de atención de los medios de comunicación cuando el resto de la información se filtre. ¿Quien querría eso?-

– -¿Eso está probado?- El volvió a encogerse de hombros. -No podría decirlo. ¿El cuerpo fue tirado del ferry?-

– -No lo creo.- Ella lo puso al tanto mientras se abría camino a la fuerza hacia el East Side. -Así que, todo lo que puedo decir es que el movió el cuerpo y a la testigo a plena vista de docenas, o tal vez cientos de personas. Y nadie vio nada. La testigo no recuerda nada.-

– -Tendré que preguntar lo obvio. ¿Estás segura que no había rutas de escape en el cuarto?-

– -A menos que tengamos un asesino que pueda encogerse al tamaño de una rata y reptar por un tubo, no encontramos nada. Tal vez el apareció en un remolino.-

Roarke se volvió, sonrió. -¿De verdad?-

Eve ondeo la mano. -Una sugerencia Free-Age de Peabody. Demonios, tal vez el ondeo su varita mágica y dijo, 'Hocus pocus.' ¿Qué?- dijo ella cuando Roarke frunció el ceño.

– -Algo… en el fondo de mi mente. Déjame pensar sobre eso.-

– -Antes de que pienses mucho- Ella se desvió al aparcamiento del centro de salud. -Solo déjame aclarar que no hay varita mágica, o un conejo en el sombrero, o una realidad alternativa.-

– -Bueno, en esta realidad, mucha gente se da cuenta cuando un cuerpo muerto pasea por ahí bajo sus narices.-

– -Tal vez este no se veía como uno. Ellos tienen un par de carros de mantenimiento abordo. El asesino mete el cuerpo ahí, y lo saca de ahí como si fuera lo usual. Y no, no hemos encontrado que falte ningún carro, o algún rastro en el par que hay abordo. Pero es un ángulo lógico.-

– -Bien cierto.- Una vez que ella hubo estacionado, el salió del auto con ella. -Entonces de nuevo, la lógica diría que no mates en un cuarto con una sola salida, y una pública además, no saques el cuerpo, y no dejes un testigo. Así que, debe de ser difícil el mantenerse en una línea lógica cuando las otras estas tan desgastadas.-

– -Solo están desgastadas hasta que encuentras la razón y el motivo.- Eve saco su placa cuando entraron al centro de salud.

Los Grogans estaban apretujados en una pequeña habitación con Carolee sentada en la cama, con un alegre ramo de flores en su regazo. Se la veía cansada, pensó Eve, y se mostro tensa y resignada cuando vio entrar a Eve.

– -Teniente. He sido empujada y pinchada, monitorizada y escaneada. Todo por un golpe en la cabeza. Sé que algo malo ha sucedido, algo terrible, pero eso realmente no tiene nada que ver conmigo.-

– -¿Usted todavía no recuerda nada?-

– -No. Obviamente me golpee la cabeza, y debo de haber estado aturdida por un momento-. Saco su mano de debajo de las flores para buscar la de su esposo. -Estoy bien ahora, de verdad. Me siento bien ahora. No quiero que los niños pasen sus vacaciones en una habitación de hospital.-

– -Son solo unas pocas horas, – le aseguro Steve. El más joven, cuyo nombre era Pete, recordó Eve, gateo sobre la cama para sentarse al lado de su madre.

– -Aún así. Siento que alguien fuera herido. Alguien debe de haber sido herido, por lo que dijo Steve. Desearía poder ayudar, en verdad lo quisiera. Pero yo no sé nada.-

– -¿Como está la cabeza?-

– -Me palpita un poco.-

– -Tengo una foto que me gustaría mostrarle.- Eve le ofreció el impreso de Dana Buckley. -¿La reconoce? Alguien que podría haber visto en el ferry.-

– -Yo no creo… – Ella levanto su mano hacia el vendaje de la frente. -Yo no creo… -

– -Había un montón de gente.- Steve inclino la cabeza para mirar la foto.

– -Nosotros mirábamos el agua la mayor parte del tiempo.- El le dio una mirada consternada al monitor cuando el pulso de su esposa salto. -Está bien, cariño, tómalo con calma.-

– -No recuerdo. Eso me asusta. ¿Por qué me asusta?-

– -No la mires mas.- Will puso la foto fuera de su vista. -No la mires, mama. No la asusten mas.- El empujo la foto hacia Eve. -Ella estaba en la foto.-

– -¿Disculpa?-

– -La señora. Aquí.- El saco una cámara de su bolsillo. -Nosotros tomamos fotos. Mi papa me dejo sacar algunas. Ella está en la foto.- El encendió la cámara, comenzó a pasar las fotos hacia atrás. -Tomamos un montón. Las estuve mirando cuando se llevaron a mama para las pruebas. Ella está en la foto. ¿Ve?-

Eve tomo la cámara y miro una foto de la muchedumbre, mal recortada, con Dana Buckley sentada en un banco sorbiendo de un vaso desechable. Con un maletín en su regazo.

– -Si, la veo. Necesito llevarme esto por un rato, ¿okay? Te la devolveré.-

– -Puede quedársela, no me importa. Solamente no asuste a mi mama.-

– -Yo no quiero asustar a tu mama. No es por eso por lo que estoy aquí, – dijo Eve, directamente a Carolee.

– -Lo sé. Lo sé. Ella- ¿ella es la que fue herida?-

– -Sí. Le altera mirar su foto.-

– -Me aterroriza. No sé por qué. Hay una luz,- dijo ella después de una vacilación.

– -¿Una luz?-

– -Un fogonazo brillante. Un fogonazo blanco. Después de ver su foto, y estoy asustada, tan asustada. Hay un fogonazo blanco, y no puedo ver nada. Ciega, por un minuto. Yo… Esto suena disparatado. Yo no estoy loca.-

– -Shh.- Pete empezó a acariciarle el cabello. -Shh.-

– -Voy a hablarle al doctor. Si Carolee está bien, quiero llevármela junto con nuestros hijos de regreso al hotel. Lejos de esto. Pediremos servicio de habitación.-

Steve le hizo un guiño a Will. -Películas en la habitación.-

– -Dios, si, – Carolee aspiro. -Me sentiré mejor una vez que salgamos de aquí.-

– -Vayamos a buscar al doctor-, sugirió Eve y le dio una mirada a Roarke. El asintió, y se acerco a los pies de la cama cuando Steve salió con Eve.

– -Así que, Sra. Grogan, ¿donde se quedarían aquí en Nueva York?-

Esto tomo otros treinta minutos, pero Roarke no preguntó nada hasta que estuvieron fuera del centro de salud. -Y entonces, ¿cómo está la dama?-

– -Hice que el doctor me lo dijera con términos simples. Él le estaba dando la información al esposo-que también es doctor-en términos más complicados.-

– -Puedes mantenerlo simple para mi también.-

– -Ella está bien, – le dijo Eve, -ningún daño serio o duradero. La contusión, leve conmoción cerebral, y lo más interesante es lo que me simplificó al término simple de una 'mancha' en sus nervios ópticos. Parecía que quería hacerle otra prueba, pero ya había vuelto a chequear y como la mancha estaba empezando a disiparse, no creo que Steve fuera a permitirlo.

Además de esto, el escaneo cerebral mostro algo flojo en la sección de la memoria-un punto luminoso, pero fue resuelto, también, en una segunda prueba. Su prueba de tóxicos está limpia, – agrego Eve mientras regresaba al auto. -No hay rastros de nada, lo que es jodidamente malo, ya que ahí es adonde la lógica me estaba llevando.-

– -Un supresor de la memoria podría haber sido lógico. Y quizás todavía.- El sacudió la cabeza ante la mirada de ella. -Tendremos algunas cosas que chequear cuando lleguemos a casa. ¿Tu posiblemente tendrás que hacer un seguimiento con los Grogan?-

– -Si.-

– -Entonces los encontraras en el Palace. Ellos se estarán mudando allá esta noche.-

– - ¿Tu hotel?-

– -Parece que están un poco apretados en una habitación por el momento, y se me ocurrió que podrían tener un espacio un poco mejor por sus problemas. Además la seguridad es mejor allí. Considerablemente.-

– -Voy a ponerles vigilancia, – comenzó Eve, luego se encogió de hombros. -Es mejor.- Ella abrió su enlace para poner al corriente a sus hombres del cambio. -Vamos a casa y empecemos a entrar a chequear.'-

CAPITULO SEIS

SUMMERSET, EL HOMBRE DE ROARKE para cualquier cosa, no estaba acechando en el gran vestíbulo cuando Eve entro. Ella miró al gato gordo, Galahad, quien estaba encaramado en el poste de la escalera como una gárgola peluda. El parpadeo dos veces con sus ojos bicolor, después salto hacia abajo con un golpe sordo para acercarse a Eve y restregarse contra sus piernas.

– - ¿En dónde está el Sr. Macabro?- pregunto Eve mientras rascaba al gato entre las orejas.

– -Para ya.- Roarke ni se molesto en suspirar. El molestarse y pincharse entre su esposa y su padre sustituto no parecía que fuera a terminar en un tiempo cercano.

– -Summerset está arreglando cosas en mi oficina privada. Necesitamos usar el equipo no registrado, – el continuó cuando ella frunció el ceño. -Cualquier búsqueda seria de datos de tu víctima va a poner sobre aviso a algunos individuos. Y hay mas.-

El tomo su mano para llevarla escaleras arriba.

– -Si yo no busco información de la victima a través de los canales apropiados, esto va a parecer muy extraño.-

– -Tienes a Peabody en eso, – le recordó el. -Y tú puedes hacer algo por tu cuenta. Pero no vas a encontrar lo que estas buscando a través de canales legítimos. Comienza tus seguimientos, en Buckley, los Grogans, las causas posibles de esa mancha óptica. Todas las cosas que harías rutinariamente. Luego subes a encontrarte conmigo.-

Él le levanto la mano para besarle los dedos. -Y haremos la búsqueda real. Ella es una espía y asesina independiente, Eve, quien trabaja para el mejor postor o por gusto. Ese trabajo podría incluir definitivamente ciertas áreas del gobierno de los Estados Unidos. No llegaras lejos por tu cuenta.-

– - ¿Que es el 'mas'?- Ella odiaba esa mierda de hacer las cosas de forma clandestina. – ¿Dijiste que hay más?-

Pero el sacudió la cabeza. -Empieza a hacer tus seguimientos. Iremos sobre lo que yo he oído, lo que se, lo que sospecho.-

Ya que no había razón para perder el tiempo, Eve camino hacia su oficina para empezar los múltiples seguimientos e investigaciones. Envió un e-mail a la Dra. Mira, la mejor perfiladora y psiquiatra de la NYPSD, para preguntarle sobre la validez de la hipnosis en masa. Esto la hizo sentir tonta, pero quería una solida opinión de una fuente que ella respetaba.

Antes de compilar y actualizar sus anotaciones, chequeo con Peabody, y leyó todos los informes iniciales del laboratorio y de los barredores. Ningún testigo se había acercado para declarar que había visto algo inusual, incluyendo cualquier individuo transportando un cuerpo muerto. Lo que era muy malo, reflexionó ella. También estaba el reporte de que las tuberías y las rejillas de ventilación eran demasiado pequeñas para haber servido como una ruta de escape.

Paredes sólidas, sin ventanas, una puerta, decidió ella. Y eso significaba, aunque improbablemente, que ambos, el asesino y la víctima habían salido a través de la puerta.

El no había entrado en el remolino de Peabody, no había empleado un haz transportador extraterrestre o agitado una varita mágica. El había usado la maldita puerta. Ella solo tenía que averiguar cómo.

Se dirigió a la oficina privada de Roarke, uso la almohadilla para la palma de la mano y el reconocimiento de voz para entrar. El estaba sentado detrás de una consola en forma de U con los botones del color de las joyas y los controles guiñando sobre la elegante superficie negra. Las pantallas de privacidad protegían las ventanas y permitían que los últimos rayos de sol se filtraran en la habitación bañándola de oro pálido. Una pequeña mesa estaba puesta entre esas ventanas, en la que habían colocado platos con sus domos plateados, una botella abierta de vino, el brillo del cristal.

Esa era la idea que él tenía de una comida de trabajo, reflexiono Eve. El ya había atado su cabello hacia atrás-a su modo de trabajo serio-y daba órdenes con el teclado y tocaba pantallas con rápidos movimientos.

– -¿En qué te estás metiendo?- pregunto ella.

– -Varias agencias. CIA, Seguridad Homeland, Interpol, MI5, Global, EuroCom, y sitios de ese tipo.

– - ¿Eso es todo?- Ella se presiono los ojos con los dedos. -Yo iba a seguir con un café, pero ahora creo que necesito un trago.-

– -Sírveme uno. Y después de que deje todo esto en búsqueda automática, te contare una historia durante la cena.

– Ella sirvió dos, contenta de que fuera vino tinto, lo cual bajaba la posibilidad de que hubiera algo saludable como pescado con vegetales al vapor en los platos. Ella miro debajo de la cubierta plateada y se alegro instantáneamente. – ¡Hey, lasaña! – Luego, estudiándolo más de cerca. – ¿Que es esa cosa verde ahí dentro?-

– -Algo bueno para ti.-

– - ¿Por qué lo que es bueno para uno tiene que ser verde por lo general? ¿Por qué no pueden darle el sabor de los caramelos o por lo menos de la pizza?-

– -Voy a hacer que se investigue sobre eso. Y nosotros vamos a investigar como sucede este caso. Ahora mira.- El se inclino hacia atrás en su sillón, asintió hacia las pantallas. -Vamos a ver qué vemos.- El se levanto, se acerco a ella. Tomando su copa, el choco la de ella con la suya, y sonrió. -Creo que voy a tomarme otro de estos, – decidió él, le envolvió la barbilla antes de tomarle la boca con la suya.

– -Nada de distracciones con vino y besos, – ordeno ella. -Quiero llegar al fondo de esto. Toda la cuestión es… irritante.-

– -Supongo que lo es para alguien con tu lógica.- El le hizo un ademán para que se sentara, luego se acomodo en frente de ella. -Tu víctima, – empezó el, -era una mujer peligrosa. No de un modo admirable. No como tú, por ejemplo. Ella luchaba por nada, no defendía nada, solo veía por su propia ganancia.-

– -Tu dijiste que realmente no la conocías.-

– -Esto es lo que se de ella. No es esta la primera vez que he averiguado algo de ella, lo que hará que el trabajo de esta noche sea un poco más fácil. La información sobre ella es, naturalmente, vaga, pero estoy seguro que nació en Albania, el resultado de una relación entre su madre americana y un padre desconocido. Su madre sirvió a los Estados Unidos, al cuerpo diplomático. Ella viajó con su madre extensivamente, vio y aprendió mucho del mundo. Parece que fue reclutada, cuando era muy joven, por un grupo encubierto, World Intelligence Network.-

– - ¿Qué hace?-

– -Lo que era exactamente la meta de ellos. Conseguir información, fondos, territorios, posiciones políticas-lo que fuera más conveniente. Ellos solo duraron una década. Pero en esa década ellos la entrenaron, y como ella aparentemente demostraba una gran habilidad y una considerable falta de conciencia, la usaron en su sector Luna Negra.-

– -Trabajo sucio.-

– -Si.- El partió un trozo de pan en dos y le paso una mitad. -En algún punto a lo largo de la línea, ella opto por ser independiente. Eso es más lucrativo, y ella había estado viendo que su posición se estaba deteriorando. Ella tiende a tomar trabajos que pagan muchos dólares, privados o del gobierno. Como dije, tuve un roce con ella hace varios años. Creo que, dos años después de eso, ella mato a tres empleados míos en un intento de adquirir la información e investigación de una nueva fusión de combustible que estaba desarrollando.

Eve comía lentamente. – ¿Ella apunto hacia ti? ¿Has sido su objetivo?-

– -No. Generalmente se cree que yo soy más útil vivo que muerto, incluso para mis competidores o… partes interesadas. Yo soy capaz de financiar la investigación, la ciencia, la producción, y otros tienen la esperanza de robarlo. No hay nada que robar si cortas la cabeza.-

– -Eso es un consuelo.-

Él le tomo la mano. -Yo cuido de mi, Teniente. Ahora, dependiendo de la fuente, a tu víctima se le da el crédito, por así decirlo, de la muerte de entre cincuenta y doscientas cincuenta personas. Algunos estaban en el juego, otros solo se interponían en el camino.-

– -Tu no pudiste encontrarla.- Eve lo observo mientras comía. -Tu pensabas que ella había matado a tres de tu gente, así que tú habrías tratado de encontrarla.-

– -No, no pude encontrarla. Ella se encubrió, considerablemente cubierta. Yo pensé que ella estaría muerta, habiendo fracasado en el trabajo para lo que la habían contratado.- El estudió el vino en su copa. -Aparentemente, estaba equivocado.-

– -Hasta ahora. No es posible que ella haya estado en el ferry para ver el paisaje.-

– -Nada posible. Debe de haber sido por un encuentro o por un objetivo, pero parece que eran negocios.-

– -Traición a un cómplice. Pero alguien como ella, experimentado, ¿cómo es que la hayan cogido con la guardia baja y matado? ¿Alguien que ella conocía? ¿Alguien en quien confiaba o subestimaba tal vez? ¿Otro espía? ¿Otro asesino?- Ella sintió que la frustración crecía otra vez, como una inundación detrás de una presa. – ¿Por qué tan jodidamente público?-

– -Yo no puedo entenderlo. Dime qué piensas sobre esa mancha, ese fogonazo de luz.-

Ella soltó el aliento. -Le deje un mensaje a Mira, preguntándole por la posibilidad de una hipnosis en masa. Y eso suena a locura cuando me escucho decirlo en voz alta. No tan loco como remolinos o capas de invisibilidad, pero está en esa mezcla de locuras. Incluso, ya hemos tratado con la manipulación de mente antes. La pequeña quemadura en la corteza hallada en la autopsia después de los suicidios, manipulados por tu amiga Reeanna Ott.-

– -Difícilmente mi amiga, como resulto al final.- Pero el asintió para mostrarle que estaban en la misma situación. -Manipulación, en ese caso, hecho a través del audio.-

– -Así que, una posible manipulación hecha ópticamente, – finalizo Eve. -Una que afecta a la memoria. Pero tiene que hacer algo más. Apenas puedo tragarme que la gente no pueda recordar haber visto a alguien arrastrando un cuerpo, pero tengo que figurarme que ellos no lo dejarían pasar en primer lugar. Y Carolee, haya estado consciente o inconsciente, su hijo no podría haber estado parado en donde estaba, o si, si él la vio salir. Así que, ¿tal vez estemos tratando con un aditamento que puede manipular el comportamiento, o la vista, y la memoria? Ese es un gran salto. La hipnosis de masas de pronto ya no suena tan loca.-

– -Han habido rumores, clandestinos y a través del mundo técnico, de que hay un aditamento en desarrollo. Una especie de aturdidor.-

– -Ah. Yo tengo uno de esos.- Eve toco su arma que todavía no se había quitado.

– -No tu aturdidor convencional, sino uno que incapacita al objetivo a través de una señal óptica en vez de al sistema nervioso. Este manda una señal, a través de una luz, que cierra algunas funciones básicas. Esencialmente, es una teoría que no está muy alejada de tu hipnosis en masa, pone al objetivo en una especie de trance. Hocus Pocus.- El levanto su copa en un semi saludo. -Se refieren a este aparato de esa manera usualmente, lo que me hizo pensar en el cuándo usaste ese término. Los rumores han sido largamente descartados, pero no por completo.-

– -Estamos hablando de docenas de personas, – argumento Eve. -Potencialmente cientos.- -Y la idea de que este aparato exista, y que tenga la posibilidad de esa clase de rango, es… fascinante. ¿Y usada como un arma? Devastador.-

Eve se levanto de la mesa para pasear. -Odio esta clase de mierda. ¿Por qué no puede ser solo la mierda regular que usan los tipos malos? Tú tienes dinero, yo lo quiero, te mato. Has estado acostándote con mi esposa, eso me molesta, te saco el corazón. No, tengo que preocuparme por cuerpos que desaparecen y armas diseñadas para quitarles la luz a montones de gente. Mierda.

– -Este es un mundo que siempre está cambiando, – dijo Roarke a la ligera.

Ella resoplo. – ¿Cuánta fe ponen tú y tu gente de investigación en este aparato?-

– -La suficiente como para estar trabajando en algo similar y en un dispositivo contador. Aunque ambos están todavía en las etapas teóricas. Te estoy consiguiendo la información, – agrego él, gesticulando hacia la consola.

Ella volvió a sentarse, tamborileo los dedos en la mesa. -Okay, digamos que este aparato existe, y que fue usado hoy día. Digamos que su existencia es el motivo de que Buckley estuviera en ese ferry, con el aparato en su posesión o con la esperanza de conseguirlo. Aún así, esto no explica porque ella fue asesinada en la forma en que lo hicieron, o por que sacaron su cuerpo del ferry. Robando u obteniendo el aparato, incluso matando a Buckley para conseguirlo, esos son negocios. Básicamente, ¿desangrándola y llevándose lo que queda? Eso es personal.-

– -Yo no lo discutiría, pero los negocios y lo personal a menudo se súper ponen.-

– -Okay.- Ella levanto las manos e hizo como que borraba una pizarra. – ¿Por qué eliminar el cuerpo? Tal vez para probar que se dio el golpe, si es que fue un contrato. Tal vez eres un jodido enfermo. O quizás para comprar tiempo. Me gusta esta porque es extrañamente lógica. Esto evade el proceso de identificación. Tenemos que depender de una búsqueda de ADN y una concordancia. Y luego, conseguimos lo que parece ser una víctima inofensiva, una consultora nacida en Iowa. Tal vez, con un poco más de tiempo, podríamos investigarla, tener algunas preguntas. Pero el enigma más grande permanecería, por lo menos inicialmente, como el porqué, ya que ya tenemos él quien.-

– -Pero, como yo quería pasar un poco más de tiempo con mi esposa, estaba justo ahí cuando ella fue identificada.-

– -Sí. Tú la reconociste, y esa es una variable que el asesino no podría haber tenido en cuenta.-

– -Suficientemente lógico, – concordó Roarke. -Pero, ¿comprar tiempo para qué?-

– -Para huir, para entregar el aparato y/o el cuerpo. Para destruir el cuerpo, y ciertamente, para irse lo más pronto posible de la escena del crimen. Esta cuestión de los espías no funciona como el trabajo. Es complicado, cubierto de áreas grises y motivaciones subyacentes. Pero cuando tú borras todo eso, todavía tienes a un asesino, una víctima, un motivo. Tenemos que tachar al azar, porque no hay otra manera posible. Esto no fue por impulso.-

– -¿Por qué…?- El sabía la respuesta, o pensaba que la sabía, pero adoraba observarla trabajar.

– -El aviso en la puerta, la forma de escapar. Todas esas salpicaduras – eso fue cruel-. Un profesional no habría perdido tiempo con eso. Corta la garganta, sesga el corazón, le da a la gran arteria en el muslo. Escoge una y sigue adelante. Pero la sangre no miente, y las salpicaduras dicen claramente que esto fue rebanar, cortar, rasgar.-

La luz se suavizo mientras ellos conversaban, y él se pregunto cuantas parejas se sentarían a la luz vespertina ante una comida y hablarían de salpicaduras de sangre y desangramiento.

Muy pocas, supuso.

– - ¿Estás segura que nada de la sangre era del asesino?- Ella asintió. Esta era una buena pregunta, pensó ella, y solo una de las muchas razones por las que le gustaba hablar sobre un caso con él.

– -El reporte acaba de llegar, las muestras tomadas de cada área de las salpicaduras y varias del charco, confirman que toda la sangre pertenecía a Buckley.-

– -Entonces la agarraron seriamente con la guardia baja.-

– -Diría que sí. Así que, objetivo específico, lugar y hora especifica, conexiones personales y profesionales. Agrégale un elemento más, y pienso que este importa. Quienquiera que mato a Buckley, no mato a Carolee Grogan cuando hubiera sido más fácil, más expeditivo y aún más ventajoso para él o ella el hacerlo.

– -Dejando su cuerpo atrás. Mas confusión, – concordó Roarke. -Mucho más tiempo para la identificación en el charco de sangre. ¿Un asesino con corazón?-

Ella termino el resto de su vino. -Hay mucha gente con corazón que mata.

– -Mi querida cínica.

Ella puso los ojos en blanco. -Veamos que tenemos hasta el momento.- Ella señalo la consola con el pulgar.

Roarke regreso a sentarse detrás del centro de comandos. Luego, sonriéndole a Eve, palmeo su rodilla. -Por favor.- -Y gracias, – dijo él, agarrándola y tirando de ella hacia abajo. -Ahora sí, esto es muy acogedor.-

– -Esto es asesinato.

– -Si, si, es algo diario. Ahora, mira aquí, estamos a través de varios niveles en HSO, pero, yo he estado a través de esa puerta antes.- El paso sus labios por su mejilla. -Y haciendo algunos progresos en los otros. Ellos habrán hecho algunos cambios de código y limpieza desde mis últimas visitas, pero mira allá, estamos cambiando la ruta con ellos.-

– -Yo solo veo un grupo de números y símbolos pasando.-

– -Exactamente. Veamos si podemos darle un empujón.- El extendió las manos alrededor de ella y comenzó a teclear. -Hay toda clase de trucos, – el continuo mientras los códigos pasaban por las pantallas. -Realineamientos, firewalls, cajas de seguridad, trampillas y puertas traseras. Pero seguimos actualizando junto con ellos.-

– - ¿Por qué? De verdad, ¿por que necesitas acceder a todo esto?-

– -Todo el mundo necesita un pasatiempo. Lo que nosotros queremos aquí son archivos personales confidenciales, sus consultores de operaciones negras. Y la verificación de que el aparato que se rumorea que existe, existe en realidad. Confidencial otra vez, pero el truco seria encontrar en donde estaría metido y por quien. Ah bien, un jodido cabrón. Vamos a probar así.

Asumiendo por sus juramentos y por el aumento en el tecleado que él había encontrado una dificultad, Eve se alejo. -Voy a servirme un café, y voy a correr algunos datos míos.-

Cuando su respuesta fue un gruñido, ella supo que el recreo había terminado. Era tiempo para el trabajo serio.

CAPITULO SIETE

USANDO UN ORDENADOR AUXILIAR, Eve inició su propia búsqueda de cualquier mención de un dispositivo como el que Roarke había descrito. Encontró varios artículos en sitios médicos que detallaban las drogas supresoras de la memoria y herramientas utilizadas durante las cirugías rutinarias, otros trataban sobre la hipnoterapia tanto en estudios médicos como en juegos.

También encontró un puñado de blogs extremos sobre el control de la mente del gobierno, esclavización de masas y de las siempre populares advertencias del fin del mundo. Una nación de droides humanos, experimentación forzada, robo de la personalidad y granjas de cría de humanos ocupaban el top-ten de la lista de abominaciones previstas. Esto la llevo a otros que afirmaban haber sido abducidos por alienígenas en alianza con las fuerzas de la sombra del gobierno.

– Me sorprende que el gobierno tenga tiempo, ya sabes, de gobernar, cuando ellos están tan ocupados trabajando con los alienígenas y sus sondas analógicas o persiguiendo su misión de convertir a toda la población mundial en droides sexuales sin cerebro.-

– Hmm, – dijo Roarke. -Hay gobierno, entonces hay gobierno.-

Miró en dirección en donde estaba, con los dedos suspendidos, mirándole fijamente a los ojos.- ¿En realidad no te crees esta mierda? Invasiones de alienígenas, búnkeres secretos en la Antártida para la experimentación en cobayas humanas.-

El levantó su mirada hacia arriba, -Icove.

– Eso es…Está bien.- Era difícil discutir cuando los dos habían estado tan cerca de ser asesinados por desmantelar una organización subversiva e ilegal que se basaba en la clonación humana. – ¿Pero extraterrestres?-

– El universo es muy grande. Tú tienes que salir más a menudo.-

– Me gusta un planeta que este bien.-

– En cualquier caso, tengo a tu víctima. No, no te levantes.- Hizo un gesto a su espalda. -Voy a poner la imagen en la pantalla. Datos, pantalla de pared. Esto es del HSO, pero los datos coinciden con lo que tengo de otras fuentes.-

– Dana Buckley.- Leyó Eve. -Con los tres mejores alias comunes. Misma edad que en su ID actual. Pero con los datos biográficos que tu tenias.-

– Ahora en las listas están sus actos. Los idiomas que hablaba, su nivel de habilidad, el armamento que le fue autorizado. Incluidos en su expediente de esta lista- lo desplazo hacia abajo. -Los nombres, nacionalidades, rangos si se pueden aplicar, fechas.-

– Su lista negra-, murmuró Eve. -Ellos saben o creen que ella mato a esta gente, pero la dejaron rondar alrededor.-

– Sin lugar a dudas ella mato a algunas personas para estas agencias. La dejaron estar alrededor hasta ahora porque les ha sido útil.-

Eve lidiaba con el asesinato cada día, aunque esto la disgustaba y perturbaba en algún nivel de su interior que no estaba segura de poder nombrar.

– No es como se supone que debiera ser. Tú no puedes matar u ordenar la muerte de alguien sólo por el expediente. Hemos conseguido erradicar virtualmente la tortura y las ejecuciones; si un poli mata a alguien en servicio, tiene que pasar por exámenes para asegurar que era necesaria la acción definitiva. Pero aún hay personas, supuestamente de nuestro lado, que usarían a alguien como ella para hacer su trabajo sucio.-

– La gente que usa a alguien como ella rara vez, casi nunca, se ensucia las manos.-

– Ella era una psicópata. Mira su perfil mental, por el amor de Dios.- Eve balanceó un brazo hacia la pantalla. -Debería haber sido puesta bajo arresto, igual que la persona que la utilizó para eliminar a alguien para sus intereses.-

Él la miró mientras ella leía la pantalla de datos. -Tienes menos que ocultar que la mayoría.-

– ¿Piensas que esto es aceptable? Jesús, lee la lista. Algunos de ellos eran niños.-

– Daños colaterales, supongo. Y no, – añadió cuando ella se giraba, sus ojos llameando. -No creo que sea aceptable matar por dinero, por la emoción o por conveniencia. Quizás hay más que ocultar en mi mundo que en el tuyo cuando es sobre matar por una causa, pero no es lo que ella hizo. Era por un beneficio y, creo, que por diversión. Y sospecho, que si Buckley hubiera estado de pie en esa habitación cuando Carolee entró, esos chicos estarían llorando a su madre en vez de acurrucarse con ella viendo películas en casa.

– ¿No se crean todos los asesinos de igual modo?- Más tranquila, ella torció la cabeza mientras estudiaba la pantalla. -Tenemos que ver esta lista, ver si podemos conectar alguno de estos nombres con alguien en el mismo negocio. Alguien con la habilidad suficiente como para ponerla en desventaja.-

– Lo pondré en marcha. Mientras tanto, hay algunos datos interesantes sobre el dispositivo. Este memorando fue enviado hace dos días.- De nuevo, él ordenó los datos en pantalla.

– ”‹La Pérdida retrasada. Búho a comenzar nueva serie de tests en Sector Doce. Búho solicita setenta y dos y apagón aprobado.›”- Eve rumió un momento. -Ella no es Búho. ¿Quién asignaría el nombre en código de Búho a una asesina, a una joven y atractiva?-

– Podemos volver a mensajes anteriores, pero diría que Búho estaría a cargo del desarrollo del dispositivo.-

– La Pérdida. Tú pierdes el tiempo, a ti mismo, tu memoria de lo que ha sucedido mientras estabas… ido. Por lo que, si este Búho o alguien a su mando lo tuviera, puede que fuera un intercambio. No, no, era un montaje. Estaba planeado. Él tenía que tener una salida del maldito ferry, por lo que nada de ello era improvisado. ¿Retrasado? Pero si fue usado, fue un éxito.-

– No sería la primera vez que un miembro del equipo decide ir por libre.-

– Simular un retraso para poder venderlo, pero no lo vendes. Te alejas con lo que quiera que ella tenía en ese maletín y con el dispositivo. Un doblete. Si éste es el último memorándum del archivo, HSO todavía no está alerta de que tiene un problema.-

– Lo que hace otra razón para llevarse el cuerpo, – señaló Roarke. -Te da el tiempo que dijiste. Puede que tenga otra oferta. O quiera renegociar la cantidad de dinero, desde una posición segura.-

– No era por el dinero, – murmuró Eve. -no sólo por el dinero. Comprar tiempo, sí, eso tiene sentido. Ella no sería identificada, oficialmente, a los medios hasta mañana.-

– Hay más. Fotos de algunos de sus trabajos. Imágenes en pantalla, exposición en pase de diapositivas, – ordenó él.

Ella había visto muerte, en todas sus formas, demasiadas veces para contarlas. Ella vio ahora, pasando por la pantalla. Carne de alquiler, sangre derramada, restos carbonizados.

– Algunos de estos, por supuesto, eran gente realmente mala. Otros sólo gente que, los realmente malos, querían fuera de en medio. Al parecer, ella no discriminaba. Ella seguía el dinero. Algunos podrían argumentar el que la mató le hizo un favor al mundo.

– ¿Y qué lo hace mejor que ella?- demandó Eve.

Él sólo se encogió de hombros, sabiendo que ellos nunca coincidirían en ciertos puntos. -Algunos discutirían lo contrario.-

– Sí, algunos lo harían. Averigüemos quien es Búho.- Ella se pasó las manos por el pelo. -Y tengo que imaginarme una manera lógica de cómo me he encontrado con cualquier cosa que saquemos en claro esta noche.-

– La siempre popular fuente anónima.-

– Sí, eso va a engañar a todos los que nos conocen.-

Él inició una serie de búsquedas, luego la estudió mientras ella estaba de pie mirando cómo pasaba la muerte por la pantalla. -Es más duro cuando la víctima es detestable para ti.-

Eve sacudió la cabeza. -No estoy autorizada para decidir si una víctima de asesinato merece que se la defienda. Yo las defiendo.

Él se levantó, fue hacia ella. -Pero es más duro cuando esa víctima tiene tantas víctimas. Tanta sangre en sus manos.-

– Lo es, – admitió ella. -No puede ser siempre una elección fácil. Sólo es la única opción.-

– Para ti.- Él besó su frente, luego sostuvo su cara entre las manos, la levantó y puso sus labios suave, cuidadosamente, sobre los de ella.

Cuando ella suspiró y se apoyó en él, él apretó el cierre del arnés de su arma.

– Voy a trabajar, – ella dijo contra su boca.

– Ciertamente eso espero.-

Ella rió cuando él tiró del arnés para sacarlo de sus hombros. -No, tengo trabajo.-

– Las búsquedas tardarán un poco.- Él la rodeó, estirándose para alcanzar un control de su consola. La cama se deslizó desde un panel en la pared.

– ¿Y crees que el sexo me animará?-

– Espero que sea un beneficio adicional a animarme a mí.-

La rodeó de nuevo, luego los condujo hacia la cama. Ella aterrizó con un golpe que la dejó sin aliento, rebotó y, qué demonios, dejó que la inmovilizara debajo de él.

– Rudo y duro.-

Él sonrió. -Si así lo quieres.-

Él sacó la camisa de Eve de un tirón, lanzándola sobre su cabeza, dejando que cayera mientras bajaba su boca, con un atisbo de dientes, a su pecho.

Ella se arqueó, impulsándolo. La violencia presente, tan llena de calor y esperanza, ayudó a borrar todas esas imágenes de sangre y pérdidas. Y la ayudó a recordar que no importaba cómo discreparan en un asunto, incluso en una ideología, había, siempre, amor.

Y lujuria.

Ella podía tomar…, un puñado de ese sedoso y negro pelo, una onda de músculo mientras ella se aferraba a la camisa de él a cambio. Ella podía sentir el latido de su corazón y él el de ella mientras rodaban por encima de la cama en una batalla que ambos ganarían.

Él la hizo reír, hizo que se quedara sin aliento. Hizo que su piel resplandeciera y su sangre fluyera. Y cuando ella se enroscó en torno a él, encontró su boca en la de ella de nuevo, ella podía saborear la inundación de amor, lujuria y deseo.

Tan fuerte, tan dulce. Su cuerpo se movía debajo del de él, encima de él, ágil y rápido. El zumbido del trabajo que les arrastraría de nuevo se ahogó bajo el latido de su propio pulso cuando sus manos la barrieron. Curva y ángulo, suave y firme. Húmeda y cálida.

Ella se arqueó de nuevo, alzándose a donde él la conducía, para separarse, y volver a reunirse. Abierta por más, para él.

Cuando él la llenó, cuando se alzaron y cayeron, para alzarse y caer, para terminar juntos, eso le dio no sólo placer. Le dio paz.

Enroscada en torno a él, cálida, desnuda y repleta, se le ocurrió que Peabody tenía razón de nuevo. Los abrazos post-sexo eran muy, muy buenos.

– Deberías dormir.- Él le dijo suavemente, abrazando su espalda. -Es tarde, y no hay ninguna urgencia en éste.-

– No sé. ¿No la hay?- Ella pensó lo adorable que sería cerrar sus ojos, para irse a la deriva con el olor de él sobre ella. -Cerrar el caso, puede que no sea tan urgente a nivel técnico. Pero si el asesino tuvo esta cosa, este arma, y todavía la tiene, dispuesto a vendérsela a Dios sabe quien, ¿no lo hace el encontrarlo, detenerlo, parte del trabajo, también?-

– ¿Cerrar el caso, salvar el mundo?-

Ella izó su cabeza hasta que sus ojos se encontraron. -Tú dijiste que tenías gente intentando desarrollar esta cosa. ¿Por qué?-

– Mejor hacerlo antes de que otro lo haga. Auto conservación-

– Entiendo eso. Siempre va a ser de ese modo. El tipo malo tiene un palo, te agencias un cuchillo. Tiene un cuchillo, te haces con un stunner. La apuesta sigue subiendo. Es el modo en que funciona. Así que, tiene que haber reglas y leyes, e incluso cuando la línea se emborrona, tenemos que ser capaces de saber quiénes son los tipos buenos. Si yo quiero tener la ocasión de encontrar a este tipo, detenerle antes de que venda esta cosa, puede que tengamos que retener todo esto por otro día.-

– El ordenador nos indicará cuando haya extrapolado los datos. Dormiremos mientras tanto, luego veremos lo que sea sobre salvar el mundo.-

Sonaba razonable.

La siguiente cosa que supo, fue que el ordenador estaba soñando y ella se desperezaba en la cama, a solas.

– ¿Qué? ¿Ya es por la mañana?-

– Casi.- Roarke estaba de pie detrás del centro de mando, sin camisa, sus pantalones bajos en sus caderas. -Y tu Búho ha aparecido.

– ¿Le has encontrado, o a ella?-

– A él, – Roarke dijo mientras ella saltaba fuera de la cama. Él la miró, sonrió. -Ven aquí y te lo enseñaré.-

– Estoy segura.- Ella agarró su camisa y sus pantalones.

– Aguafiestas. Bueno, al menos consíguenos un poco de café a ambos.

– ¿Quién es él?- demandó ella mientras se ponía su ropa.

– Eso depende. Él, como su víctima, ha tenido más de un nombre. Estos datos dicen que es Ivan Draski, edad sesenta y dos, nacido en Ucrania. Otros datos, que parecen igual de válidos, lo tienen como Javis Drinkle, edad sesenta, nacido en Polonia. Como Draski, trabajó para la República Libre, la subterránea, y al final de las Guerras Urbanas, en comunicaciones y desarrollo tecnológico. Él es un científico.-

Ella trajo el café, tragando algo mientras leía los datos.

– Reclutado por la Red de Vigilancia Europea, investigación y desarrollo tecnológico, – continuó Eve. -Un tipo que hace artilugios.

– Un inventor, sí. Él hace los juguetes.-

– Un hombre dentro, – reflexionó Eve. -Seguro que hay algo de trabajo de campo registrado por aquí, pero sobre todo durante las Urbanas. Es básicamente ciencia durante y después de esa era.-

– Nanotecnología, – empezó Roarke. -Ciencia hiperdimensional, biónica, psiónica y todo eso. Él ha trabajado en todo eso. Me parece, de acuerdo a esta información, que debes tu stunner a su trabajo, además de otras cosas. Y nunca había oído hablar de él. Deben haberle tenido bien escondido durante décadas.-

– Puede que haya decidido que era hora de un aumento y algo de fama.- Ella intentó sacarle sentido. -Por lo que, él se aleja de EWN (European Watch Network – Red de Vigilancia Europea) hacia HSO hace cerca de veinte años. Y aún así, no he visto nada de su trabajo reciente por aquí. Es un tecno-obseso.

– Uno brillante. No. No hay registrado trabajo en operaciones especiales o similar. Pero mira aquí, su mujer y su hija fueron asesinadas hace veinte años en un crimen brutal.-

– Esa es una coordinación interesante, – dijo Eve.

– ¿No lo es? Oficialmente una invasión del hogar. Extraoficialmente, una rama lateral de EWN que lo tiene como objetivo debido a su conocimiento y su acceso a material confidencial.

– Ellos se los comieron.- Cuando él cambió a las fotos de la escena del crimen, Eve dijo entre dientes. -Jesús.-

– Mutiladas, hechas trozos.- La voz de Roarke se afinó en disgusto. -La niña sólo tenía doce. La mujer era un agente de nivel bajo, poco más que personal de administración. Tú lo ves con mas claridad, supongo.-

– La escritura de la pared allí. ¿La has traducido?-

– El ordenador lo reconoce como el equivalente ucraniano para ‘traidor’ y ‘puta’. Ni el EWN ni ningún otro archivo oficial en la materia reclama ninguna autoría o responsabilidad en las muertes.-

– Ellas estaban en su lista. En la lista de Buckley de golpes en los bancos de datos del HSO.- Ella pidió al ordenador que expusiera la lista en otra pantalla para verificarlo. -Ellas están ahí, en la lista de ella, pero no hay empleador asignado. Nadie se lleva el crédito.-

– Si hay datos de eso, está en otra área. Si hay algún dato más de este golpe, ha sido borrado o archivado. Ni siquiera yo puedo acceder a ello desde aquí, o no lo suficientemente rápido. Tendría que estar dentro para poder hacerlo.-

– Él está dentro; lo averiguó.- Había un móvil, pensó Eve. Estaba el personal. – ¿Por qué infiernos no destruyeron el archivo si continuaron usándola, y le tenían en plantilla?-

– Alguien la cagó, diría, pero todo en núcleo del HSO es una burocracia, y las burocracias adoran el papeleo.-

– ¿Tiene él una dirección fija?-

– Justo aquí en Nueva York.-

Ella le miró por encima de su hombro. -Eso es demasiado fácil.-

– Upper East Side, en una town house (vivienda unifamiliar adosada) que posee bajo el nombre de Frank Plutz.-

– ¿Plutz? ¿En serio?-

– Frank J. Plutz, empleado de HSO, que lo incluye como supervisor, Investigación y Desarrollo Tecnológico, división de Estados Unidos, en su archivo oficial. Que es por supuesto una mierda. Él es mucho más que eso.-

Eve estudió ahora la foto de ID de un hombre de mediana edad con un menguante matojo de pelos grises, una cara redonda, un poco de peso en su barbilla, y unos afables ojos azules que sonreían con seriedad desde la pantalla de la pared.

– Dios. Parece inofensivo.-

– Él sobrevivió a la Guerras Urbanas en los subterráneos, ha trabajado para al menos dos organizaciones de inteligencia, ninguna de las cuales se preocupaba mucho sobre la sangre derramada. Yo diría que las apariencias engañan.-

– Necesito juntar un equipo e ir a visitar al engañosamente inofensivo Mr. Plutz.-

– Quiero participar. Y quiero, aún más, conocer a este hombre.-

– Supongo que te lo has ganado.-

Sus ojos brillaron. -Si no lo ponéis en una jaula, me pregunto qué puedo ofrecerle para que se cambie al sector privado.-

CAPITULO OCHO

COMO ATRAPAR A UN ESPÍA no era su trabajo usual, Eve optó por un pequeño, compacto equipo. Ella tenía dos oficiales en ropa de calle estacionados en la parte trasera de la estilizada town house del Upper East Side, McNab manejando la comunicación con Roarke en una furgoneta sin marcar. Ella, con Peabody, tomaría el frente.

Pensó que era demasiado para un solo hombre, pero ella tenía el factor de que ese solo hombre tenía más de cuarenta años de experiencia en espionaje, y se había escapado de un ferry con más de tres mil personas con un cuerpo muerto.

En la furgoneta, ella dio la entrada a la cinta de seguridad de la estación de transporte. -Ahí está, pareciendo inofensivo. Ordenador, aumentar segmento seis, treinta por ciento.-

El hombre actualmente conocido como Frank J. Plutz ocupó la pantalla mientras hacía su camino a través de la máquina de ticket. -Hombre de negocios anónimo, completo con lo que parece un maltrecho maletín y una pequeña bolsa de viaje. Con un poco de exceso de peso, un poco calvo, la papada un poco floja.-

– Y este es el tipo que troceó a una asesina de alto nivel, y luego se esfumó con ella.- McNab, su pelo dorado recogido en una coleta, los lóbulos de sus orejas pesados con media docena de coloridos aros cada uno, agitó su cabeza. -Él se parece un poco a mi tío Jacko. Él es famoso en nuestra familia por cultivar enormes nabos.-

– ¡Él lo hace!- Peabody dio al amor de su vida una palmada en el hombro. -Le conocí la pasada Acción de Gracias cuando fuimos a Escocia. Es adorable.-

– Sí, estoy segura de que este será tan adorable como Tío Jacko. En el sentido 'he dejado un gran, revuelto charco de sangre detrás’. Consiguió un arma, asumimos, a través de los controles sin ninguna pega. Lo que, desafortunadamente, no es tan duro como debiera ser. Más importante, según mi fuente, él ha encabezado o ha participado en la invención y desarrollo de todos los tipos de aparatos de alta tecnología, armas y comunicación en particular.-

– Me encantaría conocerle, – dijo McNab y recibió una sonrisa rápida de Roarke.

– Estoy contigo.-

– Afortunadamente vosotros obsesos podréis tener una bonita charla pronto.- Eve cambió su mirada a otro monitor. -No veo ninguna fuente de calor ahí.-

– Eso sería porque no está ahí.- Roarke continuó el examen de la casa. -He hecho tres escáneres de calor, de movimiento. No hay nadie ahí dentro.-

– Le quita toda la diversión. Bueno, tenemos la orden de registro. Vamos, Peabody. McNab, mantén tus ojos en la calle. Si vuelve a casa, quiero saberlo.-

– Cuidado con la espalda, Teniente, – dijo Roarke mientras ella salía. -Los llaman fantasmas por un motivo.-

– Yo no creo en fantasmas.-

– Apuesto a que ellos sí creen en ti.- Peabody saltó justo a su lado.

Examinando el edificio, Eve sacó su llave maestra según se aproximaban a la puerta. -Vamos a ir adentro como si tuviéramos un sospechoso en el interior. Y comprobamos el área, habitación por habitación.-

Peabody asintió. -Un tipo que puede desaparecer podría engañar a un sensor de calor y movimiento probablemente.-

Eve solo sacudió su cabeza, luego golpeó con un puño en la puerta. -Somos la policía.- Ella usó su maestra para abrir la puerta, notando que la seguridad estándar cambió de rojo cerrado a verde abierto. -Él tiene cámaras aquí fuera. No puedo verlas, pero él las tiene. Aún así, no hay respaldo de las cerraduras, y la placa de palma no está activada.-

– Es como una invitación.-

– La estamos aceptando. Vamos a entrar, – dijo Eve para alertar al resto del equipo.

Ella sacó su arma, asintió una vez a Peabody. Ellas golpearon la puerta, Peabody por arriba, Eve por abajo. Barrieron el corto vestíbulo con su paragüero de hierro y el perchero, y el estrecho recibidor con su alfombra de rayas azules. A un gesto de Eve ellas se separaron, comprobando la primera planta, moviéndose a la segunda, luego a la tercera.

– Despejado.- Eve estudió el equipo de datos y comunicación, el equipo de vigilancia y seguridad esparcido por la modesta habitación de la tercera planta. -Equipo azul, tomen la primera planta. Roarke, McNab, podemos emplearos en el tercer piso.-

– ¿Piensas que va a volver?- preguntó Peabody.

– Es mucho para dejarlo atrás. Te garantizo que todo esto va a ser no registrado, calibrado para mantenerse debajo del radar de CompuGuard. Pero no, él ha terminado aquí. Ha acabado.-

– ¿Su esposa y su niña?- Peabody señaló a la foto enmarcada de la consola.

– Sí.- Eve se movió, abrió un mini-frigorífico. -Agua y bebidas energéticas.- Pulsó el menú del AutoChef. -Comidas sencillas, rápidas.- Ordenado, pensó que ella tenía en su propio mini frigorífico, cuando se acordaba de llenarlo, antes de que se casara con Roarke. -Sofá, con una almohada, una manta, pantalla de pared, cuarto de baño contiguo. Él pasaba la mayor parte de su tiempo aquí. El resto de la casa, sólo es espacio.-

– Todo parece tan ordenado, del tipo hogareño y recogido.-

Eve hizo un sonido de aquiescencia mientras entraba en la habitación de al lado. -VirtualFit. Es una bonita unidad. Él quería mantenerse en forma. Una máquina de peso, pelotas para musculación, droide contrincante. Femenino, y supongo, que justo de la altura y el peso de Buckley.-

Eve estudió al atractivo droide rubio actualmente desactivado y apoyado en un rincón. -Practicaba aquí.- Se movió por la habitación, abriendo las puertas de un armario empotrado. -Vaya, el armario de los juguetes.-

– Santa mierda.- Peabody atisbó el surtido de armas. -No tan parecido al Tío Jacko después de todo.-

Cuchillos, bates, stunners (paralizadores), blasters (desintegradores/láseres), garrotes, espadas cortas, pistolas, discos de lanzamiento (estrellas ninja), todos relucientes en ordenada formación.

– Faltan un par, – notó Eve, tocando los huecos vacíos. -Por la forma, él se llevó un par de cuchillos y un stunner. En una de sus bolsas de mano, o consigo mismo.-

– Esto es un enorme montón para abandonarlo, también, – comentó Peabody.

– Él hizo lo que había planeado hacer. Ya no los necesita.- Se giró mientras Roarke entraba con McNab, y captó el brillo en los ojos de Roarke cuando él cruzó hacia el cofre de armas. -No lo toques.-

La más fina línea de irritación estropeó su frente, pero deslizó las manos en sus bolsillos. -Una bonita colección.-

– No cojas ideas,- murmuró ella. -Es en la siguiente puerta donde serás útil.- Ella encabezó la marcha y oyó tanto a Roarke como a McNab silbar de placer como algunos hombres lo harían ante la visión de una mujer hermosa.

– El cielo de los obsesos, – supuso. -Selladlo, luego mirad a ver qué podéis encontrar entre todo esto. Peabody, vamos a la segunda planta.-

– ¿Quieres que ponga a alguien para la vigilancia de la calle?- preguntó McNab.

– Él no va a volver. No lo ha hecho desde que cogió esas armas del armario. No necesita este sitio ya.-

– Todavía hay ropas en el armario, – señaló Peabody cuando bajaban. -Las vi cuando comprobé el dormitorio.-

– Te voy a decir qué no vamos a encontrar. No hallaremos nada de sus IDs, ni su efectivo para emergencias, ni tarjetas de crédito o pasaportes.

Ella entró al dormitorio donde la decoración intentaba ser espartana en lo ordenado y hogareño en sus gruesos cojines y tejidos rayados. Ella abrió el armario.

– Tres trajes, negro, gris y marrón. Mira el modo en que están dispuestos, ¿ves los espacios entremedios? Probablemente tiene tres más. Lo mismo con las camisas, los pantalones sueltos. Tomó lo que necesitaba.- Ella se puso de cuclillas, cogió un par de robustos zapatos negros, los giró para revelar los tacones desgastados, las suelas rozadas. -Frugal. Vive cuidadosa, confortablemente, pero sin ningún exceso. Apuesto a que los vecinos van a decir lo buen y agradable hombre que era. Callado, pero amistoso.-

– Tiene divisores en los cajones. Cubos para los calcetines, bóxers, camisetas. Y sí, – agregó Peabody, -parece que hay unos cuantos pares ausentes. El segundo cajón es de ropa deportiva. Camisetas, sudaderas, calcetines de gimnasio.-

– Sigue con ello. Yo iré al segundo dormitorio.-

Cruzando el vestíbulo había una habitación más pequeña decorada en una especie de cubil, Eve abrió otro armario. Ella encontró pelucas, maletines de maquillaje, masilla facial, cajas transparentes conteniendo varios estilos de vello facial, formas corporales.

Se vio a si misma reflejada, por delante y detrás, en las puertas con espejos por el interior.

Empezó una búsqueda sistemática en la habitación, luego en el baño. Él había abandonado mucho, pensó. Equipo normal de aseo masculino. Peine, cepillo de dientes, ropa, discos de música y libros, un par de atendidas plantas de interior.

Todo bien usado, pensó, bien cuidado. Muy limpio, ordenado pero sin ser obsesivo.

Comida en el AutoChef, zapatillas bajo la cama. Daba la apariencia de hogar al que alguien volvería pronto. Hasta que te dabas cuenta de que no había nada importante. Nada que no pudiera ser fácilmente sustituido.

Excepto por la foto encima de su zona de trabajo, reflexionó. Pero él tendría copias de ella. Seguramente él tenía copias de esa imagen que lo guiaba. Ella estudió las pelucas y los otros realces de nuevo.

Había dejado todo esto, y las armas, la electrónica. ¿Abandonando todo en lo que había estado todos estos años? Se preguntó. Él había hecho lo que ya había planeado, por lo que nada de esto le importaba ahora.

Peabody entró. -Encontré una caja fuerte, abierta y vacía.-

– Otra aquí, también.-

– Y trozos de adhesivo detrás de los cajones, detrás de la cabecera.-

Eve asintió. -Debajo de los lavabos del baño, detrás del inodoro. Es un tipo cuidadoso. Diría que mantenía armas, documentos para escapar, en muchos sitios de la casa, en caso de que tuviera que salir corriendo.

– No vamos a encontrarle, Dallas. Está con el viento. Es lo que él hace.-

– Lo que hacía. Diría que ha terminado, por lo que depende de lo que decida hacer ahora. Comprueba la planta baja, ¿lo harás?-

Eve subió arriba para encontrar a Roarke y McNab rodeados de electrónica. En un cuarteto de monitores pequeños vio varios espacios de la casa, Peabody bajando las escaleras, sus dos hombres buscando, una cocina vacía, la calle desde el frente de la casa. Cada diez segundos, la imagen cambiaba a otro lugar.

– El tipo ha cubierto su trasero dos veces, – le dijo McNab. -Este lugar está protegido, ni un solo fallo. Movimiento, calor, luz, peso. Tiene detectores en cada maldito rincón. Y mira.-

Él pulsó un interruptor y un panel se abrió en la pared tras ella. Ella se asomó, viendo las escaleras y el arma pegada a la pared. -Salida de emergencia.-

– Escalofriante. Además, él podía cerrar y bloquear la puerta desde aquí.-

– Es a prueba de láser, – añadió Roarke. -Tiene sus datos y comunicaciones enterrados aquí, pero los estamos sacando. Diría que no está tan bien cubierto como esperaría cuando consideras el resto de la seguridad.-

McNab se encogió de hombros. -Puede que supusiera que no tenía que preocuparse de que nadie llegara tan lejos.-

– O no le importara lo que encontraran a estas alturas.

Ella volvió a mirar la foto. -Es posible. Parece que él ha terminado, y con o sin capa de invisibilidad, se ha ido. Ninguna razón para quedarse en Nueva York. Ha eliminado a su objetivo. Excavamos aquí, esperando encontrar un enlace de adónde puede haber ido. Si no lo encontramos, vamos a tener que contactar con el HSO.

Roarke la echó una mirada larga, fría. -No veo el valor de eso.-

– No es una cuestión de valor. Es SOP (procedimiento operativo estándar – Es su operativo. Si ha huido o les ha traicionado, y tiene un dispositivo tan peligroso como parece ser éste, necesitaremos sus recursos.-

– Danos un momento, ¿te importa, Ian?-

McNab miró a Roarke, luego a Eve. No necesitaba un sensor para notar las señales de tensión y problemas. -Ah, claro. Yo iré… ah, ver si puedo echar a She-Body una mano.-

– Este es mi trabajo, – empezó ella en cuanto estuvieron solos. -Cuando informe de lo que tenemos aquí, Whitney va a ordenarme que me ponga en contacto con HSO y que les dé todo lo que tenga.-

– Tú no tienes nada, – dijo sin alterar la voz, -tan solo la nebulosa conexión en un tal Frank Plutz, con la palabra de una ‘fuente anónima’ conectándolo con HSO y con Buckley.-

– Le tengo montando en el ferry, y no bajando, que autoriza la orden de registro mucho más que lo que la fuente lo hizo. Tengo lo que hemos encontrado aquí.-

– ¿Y qué has encontrado aquí que verifique que sea un operativo del HSO, o que haya tomado como objetivo y matado a Buckley?-

Ella sintió temblar los músculos de su estómago incluso cuando su columna se rigidizó. -Sabemos que tiene un arma potencialmente peligrosa. Puede tener la intención de vender dicha arma. En las manos equivocadas.

– ¿No es HSO las manos equivocadas?- preguntó Roarke. -¿Puedes estar ahí de pie y decirme que ellos no son tan despiadados y mortíferos como cualquier hombre del saco extranjero que puedas nombrar? ¿Después de lo que te hicieron? ¿Lo que ellos permitieron que te hicieran cuando eras una niña? ¿Estando ahí, escuchando, por el amor de Dios, mientras tu padre te pegaba y te violaba, todo con la esperanza de poder usarlo para pillar a un monstruo mayor?-

El temblor en sus tripas se convirtió en irritación. -Una cosa no tiene que ver con la otra.-

– Y una mierda. Trataste de ‘trabajar’ con ellos antes, no hace mucho. Y cuando encontraste asesinatos y corrupción, intentaron arruinarte. Intentaron matarte.-

– Sé lo que hicieron. Maldita sea, esa no era la organización, por mucho que los desprecie, sino los individuos de dentro. Ivan Draski está probablemente ya a un millar de millas de aquí. No puedo perseguirle fuera de Nueva York. No dónde podría intentar vender esta cosa.-

– Lo echaré un vistazo.-

– Roarke --

– Maldición, Eve, no vas a volver a pedirme que me aparte una segunda vez. He hecho lo que me has pedido antes. Lo he dejado pasar. He dejado marcharse a los que formaron parte de los que dejaron que te torturaran y violaran.-

Ahora era su corazón, agitándose en un puño de tensión. -Sé lo que has hecho por mí. Sé lo que te ha costado. No voy a tener ninguna elección. Es seguridad nacional. Por el amor de Dios, Roarke, yo no quiero que entren en esto. No quiero tener nada que ver con ellos. Me pone mala. Pero esto no es sobre mí, o sobre ti, o sobre lo que me pasó cuando tenía ocho años.-

– Me darás veinticuatro horas. No te lo estoy pidiendo, – dijo él antes de que ella pudiera hablar. -No esta vez. Me darás veinticuatro horas para localizarle.-

Aquí estaba el hombre frío y despiadado que acechaba debajo del hombre civilizado. Ella lo sabía, lo entendía, incluso lo aceptaba. -Puedo demorarlo ese tiempo. A las veinticuatro y un minuto, tendré que cederlo.-

– Entonces hablaremos.- Él empezó a andar hacia ella, se paró, la miró a los ojos. -Lo sentiré si estamos en desacuerdo en esto.-

– Yo también.-

Pero cuando él salió ella sabía que sentirlo era a veces todo lo que podía hacerse.

CAPITULO NUEVE

CUANDO UNA PISTA SE ENFRIABA, la regla de oro de Eve era volver al principio. Por segunda vez se encontraba en la cubierta del barco bajo un cielo de verano azul

– De acuerdo con los discos de seguridad, la victima embarcó en primer lugar. Eve estudió la hoja de ruta del transporte en la cubierta. Tenía fácilmente un centenar de pasajeros a sus espaldas. Varios minutos por detrás de ella

– Puede que él no pudiera mantenerla a la vista, y de acuerdo con la grabación, no parece que lo intentara

– Hay dos escenarios probables. El la siguió o ya había establecido una reunión por adelantado. Como no puedo pensar ninguna razón por la que él se haya arriesgado o por la que cambiaría su probabilidad, probablemente hizo ambas cosas

– No hemos encontrado nada que indique que ella se encontró con una tercera persona en State Island

Eve soltó un suspiro. Yo diría que no hemos encontrado un montón de cosas. Aún. Eve subió a la segunda cubierta. – Ella estuvo aquí, tenemos la cámara del niño de los Grogan. El viaje dura menos de media hora, así que si ella tenía que encontrarse con alguien. Y si planeó hacer un cambio de planes, no habría esperado demasiado tiempo una vez salieron de puerto. La mejor referencia de tiempo que tenemos es que Carolee entró en el baño antes de llevar la mitad del viaje. Cuando llevaban aproximadamente diez minutos navegando

– Pero como ella no se acuerda, no tenemos nada para calcular la hora de la muerte, no sabemos si Buckley ya estaba muerta cuando Carolee entró

– Es una posibilidad. Eve se paró en la barandilla, imaginando el zumbido de los transbordadores, la multitud, las vistas

– Hay mucha emoción cuando la gente está embarcando ¿verdad? Multitud de gente, turistas felices porque comienzan una aventura. La gente se asegura un sitio en la barandilla, toman un aperitivo, sacan fotos. Si yo fuera Buckley, escogería mi posición de forma que pudiera salir rápidamente

Ella se sentó en un banco. – Se sentó aquí. Y puedes apostar a que se había sentado aquí antes o nunca hubiera tenido localizada la posición, para poder juzgar a la gente, el tráfico, el tiempo. Si yo fuera Buckley, localizaría la posición tan pronto abandonáramos el puerto.

Levantándose, Eve se dirigió al baño. Eso es diez minutos antes de que Grogan entrara. Tiempo suficiente para el asesinato. Si Grogan fue antes del ataque ¿Por qué no le permitieron terminar e irse? Si hubiera llegado durante el ataque habría sido capaz de dar la alarma. Ella se desmayó entre las cabinas. Allí es donde los barrenderos encontraron restos de su sangre y de la piel de su cabeza en el suelo. Ella estaba vuelta hacia la pared. Tuvo que ver algo

– ¿Crees que Mira la ayudará a recordar?

– Creo que vale la pena intentarlo. Mientras tanto…Eve se desvió hacia la zona de recreo – Antes de disfrutar de las vistas, Carolle y el niño…

– Peter

– De acuerdo, van hacia la zona de recreo y luego se dirigen hacia los baños. Eve siguió la ruta más lógica para ir de un sitio al otro. Se paran aquí, discuten -espérame, bla, bla-. Carolee mira como entra el niño, entonces ve la señal de la puerta. Discute consigo misma y finalmente decide dejarlo. A partir de ahí no recuerda nada. De lo que podemos reconstruir, podemos deducir que el encuentro y el asesinato estaban programados. Draski iría primero. Es el aseo de señoras él es un hombre. Se pudo escabullir mientras el resto de la gente estaba admirando las vistas, y poner la señal de fuera de servicio. Podría haberse hecho pasar por uno de mantenimiento con un uniforme, eso le habría permitido acceder a la puerta de al lado. Eve hizo un gesto hacia el otro baño. Si a esto le añadimos la premeditación, y una necesidad de transportar el cuerpo, él tuvo que prepararlo todo con antelación. Nadie se preocupa por un tipo de mantenimiento que entra en un baño con la señal de fuera de servicio y con una barrera delante

– No hay ninguna barrera perdida

– Tuvo una hora para devolverlo. El salió de allí, hizo una señal hacia el aseo de hombres y vino aquí, ¿Quién lo noto? Aparentemente nadie. Espero dentro a Buckley

Eve empujó la puerta. Dudo que esperase mucho tiempo hasta que ella llegó

– No se puede cerrar la puerta desde dentro, comenzó Peabody, y no pudo manipular la cerradura porque necesitaba que Buckley entrara

– Sí, luego el no espero mucho. Quería asegurarse de que ella tuviera el pago. Ella quería asegurarse de que él tuviera el dispositivo. Solo negocios

El helado charco de sangre, del cual se habían tomado numerosas muestras, daba una idea de la naturaleza del negocio. Al igual que el ligero olor a productos químicos y la tenue capa de polvos que dejaron los barrenderos hablaban de los resultados del negocio como también lo hacia el largo y afilado cuchillo en el suelo

– Grabando, ordenó Eve y evitando la sangre aun en el suelo se acercó al cuchillo

– Pero ¿Cómo infiernos llegó eso aquí? tenemos las entradas a los ferrys cubiertos con seguridad

– Malditas cubiertas de invisibilidad, murmuró Eve, eso respondería tu pregunta. Pero la primera pregunta es ¿Por qué está aquí? Lo estudió sobre el suelo. De estilo daga, de unas seis pulgadas de hoja. Parece de hueso. Eso podría explicar cómo paso los escáneres de seguridad. El material natural puede pasar y es probable que tuviera algún compartimento seguro en el maletín que llevara. Alguna protección contra el escáner para poder pasar.

Ella se selló las manos antes de coger el cuchillo. Buen peso. Buena adherencia. Ella probó a moverlo en el aire Buen alcance. No tienes que acercarte a más de seis pulgadas. Yo daría un golpe de muñeca. Un click, un golpe, le cortas la garganta

Peabody se frotó sus propias manos. – ¿Alguna vez has pensado en entrar en el negocio del asesinato?

– Matar por negocios, con ánimo de lucro era el trabajo de ella no de él. Lo de él era algo personal. Seguro que le llevó bastante tiempo pensarlo. Ella observó las salpicaduras y el charco de sangre una segunda vez, rodeándolos, pensando, en silencio. Y se tomó la molestia de dejarnos el arma en el lugar para que sepamos el que y el cómo

– Tal vez alardea

Ella movió la hoja estudiando las manchas de sangre. -No tiene ganas de presumir- Tomo una bolsa de pruebas y metió el cuchillo sellándola y etiquetándola.

– Si Carollee entrara en ese momento, le podría ver. Vería el cuerpo tan pronto como diera la vuelta a los puestos. Eso hace que estuviera a unos tres metros de ellos, a unos dos de la puerta ¿Qué hace la mayoría de la gente cuando ve un asesinato?

– Gritar y correr, adivinó Peabody. Y puede que ella lo hiciese, o al menos que consiguiese cerrar la puerta.

– Si él la hubiera perseguido habría huellas en la sangre. La sorprendió fuera. Le golpeó la cabeza contra el suelo

– Sí, podría haberla sorprendido. La aturdió. La deja caer. Menor riesgo. Eso le daría algo de tiempo para encontrar la manera de manejar la variable. Tiene que sacar el cuerpo, pero venía preparado para ello. Algún cesto cubierto, tal vez, una bolsa de plástico sin duda. La carga junto con el uniforme que tenía que estar manchado de sangre. Luego usó el corrector de memoria con Carollee cuando ella volvió en sí

Eve movió las cejas ante el término corrector de memoria.

– Cuando la tiene controlada, él primero le dice que le eche una mano. El sale primero. Engañó a toda la gente que estaba en este sector de la cubierta, pudo hacerlo a medida que se dirigía a dónde demonios quería ir. Ese es un jodido juguete.

– No es un juguete, es algo letal. Si hace lo que se supone que debe hacer, tira la voluntad por la borda. Te hace perder lo que eres. Peor que la muerte de la mente es la pérdida de uno mismo. No eres más que un droide hasta que los efectos desaparecen. Estudió el cuchillo de nuevo. Palos, piedras, cuchillos, pistolas, bombas. Alguien siempre está buscando algo un poco más fuerte. Levantó la bolsa de evidencias y miró al cuchillo de nuevo. Esto puede tomar tu vida. Esa otra cosa toma tu mente. Prefiero enfrentarme a la hoja

Miró su unidad de pulsera. De las veinticuatro horas que le había dado a Roarke habían pasado veinte y seguían contando. No importaba lo que costara, no podía darle un minuto más

La pequeña panadería con su doble escaparate y su brillante muestra de pasteles, podía ser un extraño lugar de encuentro con un traficante de armas, pero Roarke conocía las preferencias de Julian Chamain. También sabía que a cargo de la panadería estaba la sobrina de Chamain y que esta era barrida dos veces al día en busca de dispositivos de escucha, y las paredes y ventanas estaban blindadas para los ojos y los oídos electrónicos. Lo que allí se decía, allí se quedaba.

Charmain, un hombre grande cuya amplia cara y ancho vientre proclamaban el afecto que tenía por las dotes culinarias de su sobrina, estrechó la mano de Roarke calurosamente, luego hizo un gesto hacia una mesa

– Ha pasado tiempo, dijo Charmain con un toque de su país de origen en las palabras. Cuatro, cinco años.

– Sí, te ves bien

Chermain rio, un ladrido grande como él le recorrió el vientre.

– Bien alimentado, es cierto. Ah aquí está la hija de mi sobrina, Mariana. Charmain recibió a la joven con una sonrisa mientras esta les servía el café y un plato de pequeños pasteles. Este es un viejo amigo.

– Encantada de conocerle. Solo dos tío Julian, le dijo mientras agitaba su dedo, lo ha dicho mama. Disfrute, le dijo a Roarke mientras se alejaba

– Prueba el eclair, le dijo Chermain a Roarke, sencillo pero exquisito. Y bien ¿Tu matrimonio va bien?

– Sí ¿Y tu esposa e hijos?

– Prosperan. Tengo seis nietos. Es la recompensa que te da la edad. Debes comenzar una familia. Los niños son el verdadero legado de un hombre

– Con el tiempo. Entendiendo su papel, Roarke tomo una muestra del eclair. Tienes razón, es excelente. Este es un buen sitio, Julian. Alegre y bien dirigido, otro tipo de legado

– Me agrada. Es tangible, día a día y los dulces, Charmain apreció un pequeño bollo de crema en su boca cerrando los ojos de placer. El amor de una buena mujer. Creo que es bueno retirarse y disfrutar de esto y mucho más. He odio que te mantienes ocupado pero que te retiraste de algunas empresas

– El amor de una buena mujer, repitió Roarke

– Por lo tanto los dos hemos tenido suerte ahí. Me pregunto porque me pediste este encuentro y compartir pasteles y café

– En ocasiones hemos sido socios o competidores amistosos, ambos nos hemos tratado con sinceridad cualquiera fuera el caso. Siempre fuimos capaces de hablar de negocios y de cosas importantes. Siento que hemos estado perdiendo el tiempo

Vio como las cejas de Charmain se arqueaban cuando el hombre cogió su taza de café para darle un largo y lento sorbo.

– El tiempo es un bien valioso. Si se pudiera comprar o vender, la demanda sería muy alta. El tiempo gana las guerras tanto como la sangre ¿Qué hombre no quiere que su enemigo pierda el tiempo?

– Si existiera un arma que pudiera hacer tal cosa tendría una amplia cuota de mercado

– Una amplia cuota. Un arma como esa y la posibilidad de diseñar otras similares generarían miles de millones de dólares. La sangre sería derramada en cuanto algunos afortunados estuvieran en posesión de ella. Sería un juego peligroso

– ¿Cuánto estarías dispuesto a pagar si tal cosa existiera?

Chamain sonrió y optó por otro pastel. -Yo estoy anticuado y a punto de retirarme. Si fuera más joven, me gustaría buscar socios, formar alianzas y entrar en la puja. Tal vez un hombre de tu edad, de tu posición, ha tenido en cuenta una cosa así

– No, no es un producto que se adapte a mis intereses actuales. En cualquier caso creo que la puja ya se ha cerrado

– La puerta se cierra a media noche. Son juegos peligrosos mon ami, juegos peligrosos. Dio un largo suspiro. Me gustaría ser más joven, pero algunos juegos son más entretenidos vistos desde fuera, sobre todo si en el campo hay sangre.

– Me pregunto si la gente de casa son conscientes del juego, de su estado actual

– La gente de casa parece que ha calculado mal el juego y a los jugadores. Se podría decir que son cortos de vista, y podría ser que sus oídos no estuvieran tan cerca del suelo. Las mujeres son criaturas despiadadas y excelentes en los negocios. Persuasivas

Roarke no dijo nada por un momento. -Si fuera un hombre que apostara, y no me quedara al margen, me gustaría saber que jugador clave ha sido eliminado y ya no está en el campo

– ¿De verdad? Chamain frunció los labios ante la información y luego asintió. Ah bueno, como ya he dicho es un juego peligroso. Prueba con un napoleón.

Sin tiempo, armado con las crípticas piezas de información que Charmain le había ofrecido, Roarke estaba sentado en su oficina privada. Claramente Bucley intentaba hacer un trueque con el dispositivo- o con mayor probabilidad, matar al tipo de la entrega y largarse con el dinero y el dispositivo. Fue la codicia y la arrogancia tanto como el cuchillo lo que la mató ¿Se había tratado de autodefensa o había habido también algo de venganza?

No era su problema, sino de Eve, pensó. Su cometido era localizar a Ivan Draski y al dispositivo. Ella mantendría su palabra de darle veinticuatro horas, tal como él había mantenido la suya para no buscar a los agentes que habían permitido que ella fuera violada y atormentada cuando era un niña, que habían permitido que anduviera por la calle quebrada y aturdida después de que hubiera matado para salvarse, por lo tanto comenzó a piratear la información a través de la agencia, y de los nombres. En una búsqueda secundaria comenzó a buscar a Ivan Draski, y el arma del tiempo perdido.

Metido en sus tareas, miró su enlace de bolsillo cuando este sonó

– Sí Ian

– Según lo prometido te estoy informando primero y rezando para que Dallas no me arranque la piel del culo por ello

– Yo no me preocuparía

– No es tu culo, dijo McNab. He pasado a través de los escudos y las medidas de seguridad. Este tipo es mega- más que mega ya que solo alguien con sólidos conocimientos podría pasar a través de estos escudos y defensas

– ¿De verdad? Dijo Roarke

– Eso es lo que creo. Estoy diciendo que yo tengo buenas habilidades pero me llevó un par de días conseguir entrar, no un par de horas

– Lo que quiere decir que quería que la información fuera encontrada. Roarke escaneó su propio trabajo, el revuelto de información y teorías. Interesante ¿Qué te pareció?

– Tiene mucha información de esa Dana Buckely, un archivo enorme de vigilancia con imagen y sonido. Hice un estudio rápido, si la mitad de lo que pone es cierto, era una mala perra

– Y él la estaba siguiendo y documentándolo

– Creo que la siguió durante lo que parece un periodo de seis meses. Pero con los datos se remonta a años atrás usando una variedad de fuentes. Sin embargo no comenzó a vigilarla hasta hace seis meses. Hay un montón de información clasificada y probablemente no tengo autorización para verla, pero hey, estoy haciendo mi trabajo. Y finalmente di con la punta del iceberg

– Se está llevando a cabo una subasta

– Mierda, en la pantalla la cara de McNab se ensombreció ¿Para qué he utilizado mi tiempo personal hasta dejarme los huesos en esto? Pero solo has conseguido la parte buena. Si ella aparece en la subasta, será usando algún tipo de truco, ya que está muerta

Ah, Roarke apoyó la espalda en el asiento. -Sí, eso es inteligente

– Te quedas en un lugar remoto, haciendo rebotar la señal por todo el infierno y de vuelta. No hubiera podido encontrar la fuente de la señal si no estuviera en la zona cero. Debo haberlo hecho bien ya que él no ha eliminado las migajas de información. Dirección Upper East Side. Fanfarrón. Cuando lo ejecuto, me sale que es propiedad de Dolores Gregory. Ese es uno de los alias de Buckley.

– Así es. Es una buena información. Ahora sería mejor que informaras a tu teniente.

CAPITULO DIEZ

USANDO SU LLAVE MAESTRA Eve rompió la seguridad del apartamento en el Upper East Side.

– Eso ha sido demasiado fácil. Igual que la casa de ciudad de Plutz. Vamos a ello.

Sacó su arma y entró por la puerta dando un primer barrido. Tranquila, pensó mientras miraba a izquierda y Peabody a la derecha. Una gran cantidad de espacio lleno de cosas caras. El ventanal de la pared conducía a una terraza lo suficientemente alta como para tener una buena vista del rio. En el interior las ricas telas daban paso a la brillante madera. En las paredes predominaba el arte. Más de lo mismo les aguardaba en el dormitorio principal donde el armario parecía un bosque de ropas.

– He investigado algo, comentó Peabody, y creo que algunas de las pinturas podrían ser originales. Parece que los asesinos tienen unos honorarios bastante altos.

– Es lo opuesto a Draski. Ella vive a lo grande, él vive de forma sencilla. Es fácil pasar desapercibido cuando vives una vida tranquila.

– Fácil volverse autocomplaciente cuando vives así de bien, añadió Peabody

– Así parece. Eve hizo una seña hacia el panel de seguridad de la puerta del segundo dormitorio, este aparecía verde indicando que la puerta estaba abierta

– Chico eso es un descuido por su parte

– No, no es ningún descuido. Él va dejando miguitas de pan, traspasó la seguridad. Ella empujó la puerta haciendo un barrido y luego enfundó su arma

La habitación estaba fría, se podría decir que casi helada. Era la forma de mantener el cuerpo lo más fresco posible, pensó mientras estudiaba a Dana Buckley. Había arreglado el cuerpo sobre una silla puesta en ángulo de forma que quedara mirando a una foto de su esposa e hija y a la solitaria rosa que había colocado en ella

– Bien, suspiró Peabody, ella ya no está más desaparecida.

– Se podría decir así. Será mejor que vayas a por unos kits de campo

Mientras esperaba, Eve estudió la habitación. Su guarida, pensó. Esperaba encontrar equipos no registrados y muchos de sus datos ilegalmente hackeados. No era tan diferente de su asesino, pensó mientras contemplaba la fotografía.

En la pantalla de la pared aparecían los últimos estados de cuentas consultados. Por encima de los cuatro millones de dólares, murmuró, y aún quedan muchas horas por visualizar.

Él no se había llevado el cuerpo como prueba. Tampoco como trofeo, y solamente en parte lo había hecho para ganar tiempo. Al final él la había llevado hasta allí para que mientras a su espalda quedara su codicia, delante de ella mirándola sin poder verla, quedara una foto de los inocentes que había asesinado.

Él se había llevado el cuerpo, pensó para rendir un homenaje a su familia

– Un e-equipo y barrenderos están de camino, dijo Peabody mientras abría un kit de campo y le pasaba a Eve el sellador.

Eve pensó que no encontrarían nada que él no quisiera que encontrasen.

– Quiero copia de todos los datos que encontremos. Según las órdenes del comandante se los tendremos que dar a alguna agencia gubernamental, pero quiero copias de seguridad de todo lo que encontremos. Se volvió hacia su compañera. Creo que vamos a la cabeza para encontrar a un montón de tipos malos, es el tipo de cosas que les gusta a los periodistas.

– No sé si estar feliz o asustada.

– Debes estar satisfecha. Ahora volvamos al trabajo y a ella. Grabando.

Roarke se recostó mientras pensaba en los datos que acababa de leer. Curioso, pensó. El mundo es un lugar curioso e irónicamente pequeño. Y la gente al final era completamente impredecible. El copió y salvó los datos guardándose el disco en su bolsillo.

Se dirigió hacia el monitor de la casa

– ¿Dónde está Summerset?

– Summerset está en la sala, en el nivel principal de la casa

– Bien, un buen lugar para una charla.

Mientras bajaba las escaleras oyó voces y la risa de Summerset. No es que no hubiera precedentes de Summerset recibiendo visitas en casa, pero ciertamente no era algo muy normal.

Curioso dio un paso dentro de la sala. Entonces se paró, movió la cabeza

– Lo que decía, impredecible.

– Roarke, estoy contento de que hayas venido. No quería molestarte, pero estaría encantando de presentarte a mi viejo amigo Ivan Draski.

Cuando el hombre se levantó, Roarke avanzó para estrechar la mano del actual oponente de su esposa.

– Ivan y yo trabajamos juntos en tiempos muy oscuros. Él era poco más que un niño pero se hizo indispensable. No nos habíamos visto en años, así que ahora estábamos hablando de los viejos y de los nuevos tiempos.

– ¿De verdad? Roarke metió la mano en el bolsillo tocando el disco y el botón gris que llevaba para la suerte y el amor. ¿Qué nuevas noticias?

– Aún no hemos llegado al presente, Ivan sonrió un poco. Pensábamos esperar hasta que su esposa volviera a casa. Creo que podría estar interesada.

– Iré a por más café, Summerset posó su mano brevemente sobre el hombro de Ivan antes de abandonar la habitación.

– ¿Está armado?, preguntó Roarke

– No, Ivan levantó sus brazos invitándole a comprobarlo. No estoy aquí para hacer daño a nadie.

– Entonces tome asiento. Me gustaría que nos pusiera a Summerset y a mí al día

Ivan se sentó y un momento más tarde Galahand saltó a su regazo.

– Es un bonito gato

– A nosotros nos gusta

– No tengo animales de compañía. Continuó Ivan mientras acariciaba a Galahand. No puedo soportar la idea de tener a nadie que dependa de mí de nuevo. Los droides no son lo mismo, ¿verdad? No quiero traer problemas a su casa o perturbar a mi viejo amigo. Habría acudido a cualquier otro si no fuera porque su esposa está involucrada en esto, creo que estaría en cualquier otro lugar si no fuera por eso.

– ¿Por qué mi esposa?

– Me gustaría hablar con ella, dijo Iván cuando Summerset volvía

– La teniente está atravesando las puertas, dijo mientras servía el café en las tazas

– Esto va ser interesante, dijo Roarke rechazando el café que le ofrecía Summerset pensando que podría necesitar ambas manos.

Eve entró en la casa y frunció el ceño, era raro no encontrar a Summerset acechante en el vestíbulo con el gato entre los tobillos. Oyó el traqueteo de la porcelana china en la sala y vaciló en la base de las escaleras

Roarke fue hacia la puerta de entrada y dijo su nombre

– Bien estás aquí. Tenemos que hablar. La situación ha cambiado

– Oh sí que ha cambiado

– Estaremos mejor si echamos esto fuera cuanto antes. Yo… se quedó parada en la puerta de la sala cuando vio al hombre que estaba buscando sentado cómodamente en una silla con su gato sobre el regazo. Desenfundó su arma. Hijo de perra.

– Ha perdido la cabeza se indignó Summerset cuando ella cruzó la sala como una tormenta

– Quítate de en medio o te disparo a ti primero

El mantuvo su terreno mientras el shock y la furia irradiaban de él.

– No permitiré que un invitado y viejo amigo mío sea amenazado en nuestra casa

– ¿Amigo? Ella echó una mirada a Roarke buscando confirmación

– No desperdicies tus miradas conmigo. Yo acabo de llegar. Pero le sujetó el arma en la mano. No vas a necesitar esto.

– Mi principal sospechoso está sentado en mi casa, acariciando a mi gato y ¿De verdad le habéis ofrecido café? Quítate de en medio le dijo fríamente a Summerset. O juro por Dios…

Ivan habló en una lengua que ella no entendió y Summerset se volvió bruscamente a mirarlo. Su respuesta fue igualmente ininteligible y con un tono de incredulidad.

– Lo siento eso ha sido grosero. Ivan levantó las manos dejándolas a la vista. Solo le contaba a mi amigo que he matado a una mujer. Él no lo sabía. Espero que eso no le cause ningún problema. Espero que me deje explicarme. ¿Me permitirá explicarlo? De forma fácil, aquí con un amigo. Después iré con usted si eso es lo que quiere.

Eve rodeó a Summerset. Enfundó su arma pero la mantuvo a mano.

– ¿Qué está haciendo aquí?

– Esperarla

– ¿Esperarme?

– Creo que necesita una explicación. Necesita información. No pretendo hacerle ningún daño, a ninguno de ustedes. ¿Este hombre?, dijo señalando a Summerset le debo mi vida. Todo lo que sea suyo es sagrado para mí.

– Creo que nos vendría bien un brandy, dijo Roarke tendiendo una copa a Summerset, en lugar del café, y le tendió otra a Ivan

– Gracias, es usted muy amable. Yo asesiné a la mujer que se hacía llamar Dian Buckley. En realidad usted ya sabe eso y creo que como lo hice también. Leí gran cantidad de información sobre usted anoche, Teniente. Usted es inteligente y rápida, es buena es su trabajo. Sin embargo, eso es importante cuando se trata de la vida y la muerte. Usted lo sabe, dijo observando su cara. Usted cree en ello.

– Ella asesinó a su mujer y a su hija

Sus ojos se abrieron con sorpresa. – Trabaja usted rápido. Ellas eran maravillosas e inocentes. No las protegí. Me encantaba trabajar para mi propio país. -Echó una mirada hacia Summerset. -El propósito, el desafío, la creencia de que estaba marcando una diferencia.

– Usted era-es un científico. Leí su expediente

– Entones es realmente buena. ¿Descubrió el resto?

– Sí, hace un momento, respondió Roarke. Lo siento mucho. Nuestro gobierno lo quiso reclutar, le dijo a Eve. Posiblemente para usarlo como espía o simplemente querían que trabajara para ellos.

– Yo estaba feliz dónde estaba. Creía en lo que hacía.

– Consideraron varias opciones, continuó Roarke, secuestrarle, torturarle, secuestrar a su hija, desacreditarle. La decisión al final, fue una mezcla de todo un poco. Le despojaron de sus lazos familiares y le ofrecieron no solo asilo sino venganza

– Enviaron a esa mujer para que asesinara a mi mujer y a mi hija, me hicieron creer que mi propia gente lo había ordenado, me mostraron documentación. Me dieron el nombre del asesino y me enseñaron los documentos donde se ordenaba mi asesinato y el de mi familia. Debería haber estado en casa cuando todo ocurrió, pero tuve problemas con el coche y me retrase. Lo habían manipulado, por supuesto, pero yo les creí. Yo, que de todas las personas se lo fácil que es falsificar las cosas, pero estaba de duelo, estaba loco de dolor y los creí. Traicioné a buenos hombres y mujeres porque los creí, yo estaba feliz de conseguir mi libra de carne. Me convertí en uno de ellos. Todo lo que he hecho en estos veinte años ha sido sobre la sangre de mi mujer e hija. Ellos las asesinaron para utilizarme.

– ¿Por qué ahora? Exigió Eve ¿Por qué ejecutarla ahora con todo este teatro?

– Hace seis meses encontré el archivo. Estaba buscando unos datos antiguos y lo encontré. El hombre que ordenó los asesinatos murió hace mucho tiempo, y quizá alguien no tuvo cuidado. O quizá alguien quería que lo encontrara. Vivimos en un mundo muy traicionero. Acarició al gato de forma mecánica. Pensé en numerosas formas de matarla. Suspiró. He estado en el laboratorio durante mucho tiempo, pero comencé a entrenar. Entrené mi cuerpo y entrené con armas. He entrenado todos los días, como en los viejos tiempos, le dijo a Summerset con una sonrisa. Tenía de nuevo un propósito, encontré la forma de hacerlo con el arma Tiempo Perdido. Es justo ¿verdad? Con todo el tiempo que había perdido. Con el tiempo que ella me costó, con el que les robó a mi mujer y a mi bebe.

– Lo siento Ivan, Summerset puso una mano en el brazo de su amigo. Yo sé lo que es perder a un hijo

– Ella era tan brillante, la luz…la prueba de que había luz después de tanta oscuridad. Y esa mujer la apagó, por dinero. Si ha leído sus archivos ya sabe lo que era.

Hizo una pausa, tomó un sorbo de brandy y se acomodó de nuevo.

– Ideé un plan. Siempre fui bueno en tácticas y estrategias, si te acuerdas.

– Sí, lo recuerdo, estuvo de acuerdo Summerset

– Tuve que ser rápido para hacerle llegar los datos, y para pintar un cuadro en el que yo no estaba satisfecho con mi posición, con mí sueldo y que estaría dispuesto a negociar el mejorarlos

– Dejó que ella se aproximara, la dejó elegir el momento y lugar donde pensó que ella tendría la ventaja

Ahora sonrió hacia Eve. -Ella no era tan inteligente como usted. Quizá podría haberlo sido, pero era avariciosa y codiciosa, nunca tuvo intenciones de pagarme por el dispositivo y por los archivos que había robado. Ella me iba a matar y quedarse el dispositivo y los archivos para que otros pujaran por ellos. No guardaba lealtad a nada ni a nadie. A ninguna agencia, a ningún gobierno. Le gustaba matar estaba en su perfil psicológico de su archivo.

Eve asintió con la cabeza.- Lo he leído

Una vez más sus ojos se abrieron con sorpresa antes de volverse hacia Roarke.

– Creo que es aún mejor de lo que los rumores dicen. Me encantaría hablar con usted

– Yo he pensado lo mismo

– En mi negocio no hay ley como en el suyo, dijo dirigiéndose a Eve. No hay ningún policía al cual acudir y decirle que esa mujer asesinó a mi familia. Se le pagó por hacerlo, son solo… negocios, por lo que no hay castigo, no hay justicia. Yo lo planee, la investigué y accedí a su ordenador. Yo también soy muy bueno en mi trabajo, sabía lo que pretendía antes de que organizara el encuentro. Coger el dinero y deshacerse de mí o matarme. Señaló hacia un lado de su silla, a un maletín. ¿Puedo?

– No, ella llevaba eso, dijo Eve mientras se levantaba para recuperar el maletín. Cuando entró al ferry.

– Es una bomba. Desarmada, dijo rápidamente. Estaba configurada en su ordenador. Es pequeña pero bastante potente y de largo alcance. Hubiera hecho un daño considerable a esa sección del ferry. Había bastante gente allí. Los niños, sus vidas no significan nada para ella. Habrían sido una distracción.

– ¿Igual que los fuegos artificiales?

– Algo menos dañinos, sonrió de nuevo

– Déjeme ver eso, dijo Roarke mirando hacia Summerset y haciéndole una seña con la cabeza, ya que este fue hacia Eve y lo abrió

– ¡Espera! ¡Jesús!

– Desarmada, le aseguró a Eve después de echarle un vistazo. He visto este sistema antes.

– Sabes, pensé en cómo sería el encuentro. Ella había elegido el lugar, añadió Ivan. Ella pensó en mí como en un viejo, inofensivo digamos que como alguien que fabrica artilugios, más que como alguien que sabe usarlos. Pero las viejas habilidades pueden volver.

– Seis meses para recuperar sus habilidades, dijo Eve y preparar la trampa

– Tal vez hubiera algo de fría locura en mi planificación y en mi dedicación a ello. Aun así no me arrepiento. Pensé en hacerlo rápidamente. Le corte el cuello. La puse en el carrito y utilicé el dispositivo para escapar

– ¿Cómo?, exigió Eve. ¿Cómo pudo bajar del maldito ferry?

– Oh, tenía un inflable con motor, el miró ahora a Roarke mientras hablaba y su rostro se animó de nuevo. Es mucho más pequeño que cualquier otra cosa que se haya usado hasta ahora en cualquier sector, tanto militar como privado. Inactiva es del tamaño de un neceser de baño que cualquiera podría usar para viajar. Y el motor en si…

– Está bien, dijo Eve. Lo entiendo

– Si bueno, Ivan lanzó un suspiro. Hice lo que tenía pensado hacer rápidamente, entonces pensaba desaparecer, pero yo…bueno no puedo recordar, no claramente después de mirarla a los ojos y ver su choque, ver su muerte. No puedo recordar. Creo que lo haré algún día y será muy difícil. Las lágrimas brillaron en sus ojos y las manos le temblaron mientras bebía más brandy. Pero miré lo que había hecho. Había tanta sangre. Cuando encontré a mi esposa y a mi hija había tanta sangre. Había un aturdidor en el suelo, ella debía de haber intentado detenerme, no lo recuerdo, lo recogí. Entonces la mujer entró.

– Usted no la mató cuando tuvo la oportunidad

Le lanzó a Eve una mirada sorprendida. -No, no por supuesto que no. Ella no había hecho nada. Aun así, no podía dejar que ella solo…Sucedió muy rápido. Utilicé el arma en ella y cayó. Recuerdo que pensé que esto era muy lamentable. Un giro desafortunado de los acontecimientos. En los viejos tiempos pensabas rápidamente o estabas muerto. O alguien más moría.

– Usted uso el dispositivo sobre ella cuando se dio la vuelta, dijo Eve

– La dije que se escondiera. Puedes influenciar a la gente cuando está bajo los efectos del dispositivo. Ella se escondió hasta que escucho la alarma. Yo me puse su unidad de pulsera. Entonces ella volvió a los baños, no podía recordar nada. Se veía tan asustada cuando llegó y vio lo que yo había hecho. No quiero que recuerde, la vi con sus hijos cuando embarcamos. Una familia encantadora. Espero que ella esté bien

– Ella está bien ¿por qué los fuegos artificiales?

– Una distracción. Pensé usarlos para huir, para abrirme camino y entonces ya estaría muy lejos. Y además a mi pequeña le encantaban los fuegos. Ustedes saben el resto, creo. Han debido de hackear el sistema de mi casa y el de ella. Tienen un buen e-equipo

– ¿Por qué ha venido aquí?, le preguntó Eve. Podría encontrarse ya a kilómetros de distancia

– Para ver a un viejo amigo. Nosotros nos conocimos muy bien en otro tiempo

– ¿Qué importa quien dirija la investigación?

– Es muy importante, es como una especie de señal, una conexión que no podía ignorar, miró a Eve, entonces, con compresión y tristeza. Se lo que te hicieron. Hicieron caso de omiso de los gritos de un niño del que estaban abusando. Ellos mataron a mi niña, a la que yo debería haber criado fuera del dolor y del miedo. El mismo hombre ordenó ambas. La masacre de mi familia y unos años antes sacrificó la mente y el cuerpo de un niño

Suspiró cuando Eve no dijo nada. No podía ignorar eso, parecía demasiado importante, usted y Mylia tendrían una edad similar ahora si ella hubiera vivido. Usted está viva y es parte de la familia de mi viejo amigo ¿Cómo podía ignorar eso?

– ¿Cómo consiguió la información? Le preguntó Eve con la voz plana

– Yo…accedí a ella cuando se casó, debido a mi amigo. No podía contactar contigo, dijo dirigiéndose a Summerset. Podría haberte causado problemas, pero quería conocer a tu familia. Así que investigué y lo encontré. Está muerto, el que ordenó el puesto de vigilancia y dio orden de no hacer nada, está muerto. Murió hace unos años, añadió Ivan, no sé si eso la consuela. A mi si porque sé que si no estuviera muerto yo habría matado a otra persona.

– No importa, ya está hecho.

El asintió con la cabeza. -Hay mucha corrupción dentro de la organización. Esa mujer era parte de esa corrupción. Me quitó mi vida, pensé que debía de equilibrar la balanza, pero nada puede hacerlo. Esas personas formaban partes de nuestras vidas, se llevaron pedazos de nuestra vida sin darnos nada a cambio. Esa gente tomó algo extremadamente personal. Por eso cuando supe que me estaba buscando tenía que venir. ¿Me permite?, dijo levantando dos dedos señalando hacia su bolsillo. Ante el gesto de la cabeza de ella sacó cuidadosamente algo similar a un enlace de gran tamaño.

– Es solo la carcasa, dijo cuándo Eve y Roarke se lanzaron sobre él, lo he desmantelado y destruido el resto y todos los datos referentes a él.

Roarke, dejó escapar un suspiro -Vaya

Ivan se echó a reír y pareció sorprendido por el sonido.

– Era necesario hacerlo, aunque confieso que fue difícil. Todo mi trabajo, suspiró. Si me arrestan, vendrán a por mí, y otros como ellos lo harán. Tengo los conocimientos y las habilidades. Sus normas, sus leyes, incluso su diligencia no impedirá que vengan a por mí. No lo digo para salvarme, pero sé que encontraran la manera de que tanto mis conocimientos como mis habilidades trabajen para ellos.

– El salvó vidas, salvo la vida de la gente de ese barco, dijo Summerset. Sin duda ha salvado la vida de cientos más al destruir esa cosa.

– Eso no es por lo que fui allí. Fui allí a matar. La teniente lo sabe, el resto es circunstancial. Estoy contento de dejar esto en sus manos, contento de enfrentarme a la justicia

– ¿Justicia?, gruño Summerset ¿cómo puedes decir que es justicia? Se levantó y se volvió hacia Eve. ¿Cómo puede considerar…

– Descártalo. No, -dijo Roarke antes de que ella pudiera hablar.

Ella se alejó y se quedó frente a la ventana mientras esperaba que la lucha en su interior acabara y saliera un ganador.

– Vi sus archivos, como estoy segura de que usted quería que hiciéramos cuando encontramos su cuerpo. Ella tenía recortes de prensa y fotos de todos sus asesinatos, como un libro de recuerdos. Ella es por lo que yo trabajo todos los días. Por lo que usted hizo en ese ferry.

– Sí, dijo Ivan tranquilamente, lo sé

– Ellos irán a por usted, y cualquier obstáculo que yo ponga en su camino, incluso ponerle a usted en manos de la justicia no será suficiente para detenerlos. Esto está fuera de mi jurisdicción y diré eso mismo al HSO cuando contacte con ellos para decirles lo que he descubierto cuando venía de camino a casa. Esto es un asunto interno del HSO con uno de sus agentes y con un asesino por cuenta propia con el que han trabajado anteriormente. Es posible que se trate de un asunto de seguridad nacional y estaría faltando a mi deber si no informo de lo que he descubierto en el transcurso de mi investigación. Voy a ir a ver a mi jefe, a informarle de mis descubrimientos y a seguir sus órdenes. Será mejor que se despida de su amigo, dijo a Summerset.

Se volvió hacia Ivan mirando sus ojos dulces y su rostro tierno.

– Desaparezca, le dijo, tiene aproximadamente una hora o dos para desaparecer. No vuelva nunca por aquí.

– Teniente, dijo Ivan, pero ella le volvió la espalda y salió de la habitación

EPÍLOGO

ROARKE LA ENCONTRÓ EN SU OFICINA, caminando como un gato enjaulado. -Eve-.

– No quiero ningún maldito café. Quiero un maldito trago. -

– Voy a conseguirte uno.- Tocó el panel de la pared y eligió una botella de vino del interior.

– Estaba diciendo la verdad. No profundicé suficientemente para encontrar datos importantes sobre él, sobre su trabajo antes de Nacional, sobre la decisión de matar a su familia y las pruebas falsas que plantó su propia organización. – Señaló el disco de su bolsillo. -He hecho una copia.- Él le dio el vino, insertó el disco en su ordenador.

– Y él estaba diciendo la verdad cuando dijo que ellos u otros como ellos, vendrían a por él. Él se habría auto-eliminado antes de volver a trabajar para alguien como ellos otra vez. -

– Ya lo sé. Lo he visto. -dijo Roarke. -Sé que una decisión como esta es difícil para ti. Muy dolorosa. Así como tú sabes que no sería difícil para mí. Lo siento. -

– No debo decidir yo. No es mi lugar, no es mi trabajo. Es por eso que hay un sistema, y sobre todo el sistema funciona. -

– Este no es el sistema, Eve. Estas cosas tienen sus propias leyes, su propio sistema, y muchos de los bolsillos en su interior no tienen objeción de dejar torturar a un niño, no les quita el sueño ordenar la muerte de un niño para alcanzar el objetivo del momento. -

Ella bebió un largo trago. -Yo lo puedo justificar. Puedo justificar lo que he hecho porque sé que es verdad. No es mi sistema. Puedo justificarme por saber que si Buckley hubiera conseguido la ventaja ayer, Carolee Grogan estaría muerta, y ese niño esperando a su madre en la puerta, se hubiese hecho pedazos junto con docenas más. Puedo justificarlo sabiendo que si lo arrestara, lo mataría-.

Ella recogió el disco del ordenador, y recordando lo que una vez había hecho por ella, se quebró en dos. -No hagas esto nunca más.-

Él sacudió la cabeza, luego le cogió el rostro y la besó. -Se necesita más que la habilidad y el deber para hacer un buen policía, a mi modo de pensar. Se necesita un sentido infalible del bien y del mal.-

– Es un infierno mucho más fácil cuando no se superponen. Tengo que obtener mi informe de juntas y ponerme en contacto con el comandante. Y por amor de Dios, que desaparezca de la casa. No me importa si se esfuma. -

– Yo me ocuparé de él.-

Sola, se sentó a organizar sus notas en un informe coherente. Echó un vistazo cuando el gato se acomodó, con Summerset detrás de él.

– Estoy trabajando-, dijo brevemente, y luego frunció el ceño cuando le vio poner bandeja con una enorme galleta de chocolate en su escritorio. – ¿Qué es eso?-

– Una galleta, como cualquier tonto podría ver. Va a arruinar la cena, pero… -Él se encogió de hombros. Summerset se detuvo en la puerta sin darse la vuelta. -Él fue un héroe en un momento en que el mundo lo necesitaba desesperadamente. Estaría muerto antes de que terminara la noche si se lo hubiera llevado. Quiero que sepa que le ha salvado la vida. -

Ella se echó hacia atrás, mirando el hueco de la puerta cuando se marchó. Luego revisó sus notas, el informe y las fotografías de los muertos en la pantalla. Ellos eran los que habían perdido ¿No es así? Todas esas vidas robadas. Quizás, de alguna manera era lo que le daba un empujón en contra de esa línea entre el bien y el mal, ella estaba de pie por los perdidos.

Ella tenía que seguir.

Partiendo un trozo de galleta, Eve volvió a trabajar.

J D Robb

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