Criados y doncellas
Esta novela, escrita en el periodo de mayor esplendor de Ivy Compton-Burnett, es una de sus mejores y, a la par, más accesibles y humorísticas creaciones. En su clarividente prólogo, el escritor mexicano Sergio Pitol afirma: «En ninguna de las veinte novelas de la autora campea el ingenio con más espontaneidad que en «Criados y doncellas»».El tema fundamental de todas las novelas de la escritora es la familia y el poder. Su escena quintaesencial acostumbra ser una comida en general el desayuno, o bien el té de la tarde durante la cual, con delicado salvajismo, se ejecuta un ritual diario de ataques y contraataques en el que se desvela la estructura del poder de la familia.En «Criados y doncellas», Horace Lamb es un tirano, un opresor de su mujer, de sus hijos, de su primo, de sus criados. La mansión de los Lamb contiene todo el material necesario para la conflagración; sus habitantes llevan a cabo una sutil, cómica y terrorífica ceremonia de vejación y manipulaciones. A lo largo de la novela afloran los temas del crimen, el parricidio, el adulterio.A su vez, el mundo de la cocina, el de los criados el imponente mayordomo Bullivant y la cocinera aliados contra sus subordinados reflejan y caricaturizan el sistema de jerarquías y la hipocresía de sus amos, del mundo del salón.En cuanto a los niños, en modo alguno infantiles, están dotados sin embargo de toda la crueldad (generalmente ocultada) de la infancia.El elemento básico y radicalmente original de las novelas de Compton-Burnett es el diálogo: la estructura de sus libros es una sinfonía de voces, la narración avanza a través de las palabras de los personajes, que utilizan el lenguaje como un arma. Aviso al lector: estos singulares diálogos en los que las palabras más sorprendentes surgen de las bocas más inesperadas son extremadamente traicioneros: quienes hablan ¿mienten, disimulan, dicen la verdad, la tergiversan?